La Iglesia Católica en México aseguró este domingo que el amplio triunfo obtenido por el oficialismo y la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, debería de significar un tiempo de diálogo y no de imposiciones.
”Este mandato popular no significa una carta abierta para que los ganadores impongan decisiones sin abrir un espacio para el diálogo con quienes piensan diferente, con la oposición política, con los ciudadanos y los expertos en diversas áreas”, sostuvo en su editorial semanal.
En la publicación de su semanario ‘Desde la fe’ recordó que el pasado 2 de junio millones de personas se definieron por la opción que consideraron la mejor opción para el país en los próximos seis años.
”Este ejercicio democrático arrojó como resultado el apoyo mayoritario a la continuidad de una fuerza política que hoy concentra el gran porcentaje de los escaños y curules en los congresos del país, y también la histórica elección de la primera presidenta de México”, mencionó.
La Iglesia católica afirmó que en un sistema democrático es fundamental el principio de la escucha, de atender las propuestas diversas y alcanzar consensos necesarios.
El llamado se da luego de las resistencias a la reforma para elegir jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por el voto popular y en donde el oficialismo en el Congreso no tuvo recato en aplicar su ‘super mayoría’, de dos terceras partes, para reformas la constitución pese a advertencias de la oposición e integrantes del Poder Judicial, entre otras alertas.
”Ser demócrata, por lo tanto, no significa gobernar siguiendo la voluntad de un sector del país; por el contrario, el demócrata busca impulsar continuamente el diálogo”, refirió.
Leer más: “Soy orgulloso hijo de Diomedes y me he ganado mi propio espacio”: Elder Dayán
En este sentido, la iglesia católica en México insistió que el cambio de época en el país deberá ser motivo de diálogo, pues sostuvo que “imponer cambios a las leyes por consigna puede debilitar la calidad de la democracia, además de deteriorar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones”.
”Creemos, pues, que el poder que otorgan las urnas no debe utilizarse como una herramienta para imponer una visión o descartar la participación del que piensa diferente”, sostuvo.
Por último, confió en que la “mejor política” está puesta al servicio del bien común, y promueve la paz, la reconciliación y el desarrollo mutuo, entendiendo esto no como una ausencia de guerra, sino como una práctica cotidiana que nos requiere a todos.