En búsqueda de votos que pueden inclinar la balanza, Kamala Harris y Donald Trump se enfocaron en el sur de Estados Unidos, especialmente en dos estados clave: Carolina del Norte y Georgia. La candidata demócrata a la presidencia decidió abordar los últimos días de campaña enfocada en un fuerte discurso, señalando a su contrincante de “buscar un poder sin control”, al tiempo que prometió un gran recorte de impuestos que beneficie a la clase media.
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En un acto de campaña celebrado en Charlotte (Carolina del Norte), Harris dijo que el candidato republicano no es alguien que esté pensando en cómo mejorar la vida de los estadounidenses, sino que es una persona “cada vez más inestable, obsesionado con la venganza y consumido por el agravio”.
Entretanto, Atlanta, capital del estado ‘bisagra’ de Georgia, en el que los dos candidatos están técnicamente empatados en las encuestas, la aspirante demócrata aseguró que se comprometió “a buscar puntos en común y soluciones con sentido común a nuestros desafíos”.
“No estoy buscando hacerme con tantos políticos, lo que quiero es conseguir progreso. Me comprometo a escuchar a aquellos impactados por mis decisiones. Me comprometo a escuchar a los expertos y a la gente que no está de acuerdo conmigo, al contrario que Donald Trump”, añadió.
La campaña de Harris indicó que, con este contraste frente a Trump y un mensaje positivo, la vicepresidenta quiere hacer un último llamamiento a los votantes indecisos o de baja propensión para que el martes acudan a la urnas y den una victoria a los demócratas en los siete estados pendulares en pugna, donde el resultado podría decirse por márgenes muy estrechos.
Harris enfocó la semana pasada su discurso en alertar de que si Trump llega a la Casa Blanca se comportará como un autoritario y perseguirá a sus enemigos políticos, algo que hoy repitió, pero sin la misma insistencia. “Yo no creo que la gente que no está de acuerdo conmigo sean mis enemigos. Trump los quiere meter en la cárcel”, apuntó.
“Harris me llama Hitler”
Durante un mitin en Carolina del Norte, Trump criticó duramente a su contrincante y señaló que lo había llamado Adolf Hitler.
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“El otro día, (Harris) dijo: ‘Queremos estar unidos. No queremos decir cosas malas sobre nadie… incluido nuestro oponente. Él es Hitler. Él es Hitler’. ¿Alguna vez escuchaste eso? Ella habla de unidad y luego me llama Hitler”, anotó el expresidente desde la ciudad de Gastonia.
A falta de dos días para las elecciones, Trump dijo ayer que el 5 de noviembre será el “día de la liberación en Estados Unidos”.
“Será la liberación el primer día. Lanzaré el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos. Rescataré cada ciudad y pueblo que haya sido invadido y conquistado. Estas ciudades han sido invadidas y conquistadas de la misma manera que una invasión militar, excepto que no llevan uniforme”, recalcó el magnate republicano.
Además, volvió a indicar que los inmigrantes están robando los trabajos de los afroamericanos y dijo a los asistentes en su discurso de hora y media que su victoria traerá mejores empleos y un brillante futuro económico.
Guardia Nacional, en alerta
Mientras los candidatos entran en la recta final de sus campañas, varios Estados movilizan a la Guardia Civil para evitar posibles disturbios en estos días y en la jornada clave del próximo martes. En el caso de Washington y Oregón, cientos de boletas fueron dañadas o destruidas después de que al menos tres urnas de votación fueran incendiadas recientemente, dicen las autoridades.
El gobernador de Washington, Jay Inslee, abordó los incendios en las urnas de votación en un comunicado de prensa: “La región suroeste del estado de Washington ya ha experimentado casos específicos de disturbios relacionados con las elecciones”.
Por su parte, el gobernador de Nevada, Joe Lombardo, también anunció esta semana que 60 tropas de la Guardia Nacional están en alerta “en preparación para un día de elecciones seguro y sin contratiempos”.
En Washington, más de 3.000 agentes de policía trabajarán turnos de 12 horas.