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Arabia Saudita sigue ejecutando a más personas y ya ha llegado a las 304 en lo que va de año, una cifra nunca vista en los registros del reino, confirmó este miércoles a EFE un responsable de la Organización Europea-Saudí para los Derechos Humanos (ESOHR, en inglés), quien añadió que decenas más podrían ser ajusticiadas “en cualquier momento”.

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“Los ejecutados hasta ahora son 187 saudíes y 117 extranjeros”, indicó Taha al Hajji, asesor legal de la ONG, que hace un seguimiento de las ejecuciones en el país árabe, lo que supera con creces 2022, cuando el reino ajustició a 196 personas.

Los últimos registros de la ONG de las ejecuciones, que se realizan con sable y, ahora, en lugares cerrados, fueron precisamente este martes: tres egipcios que se encontraban encarcelados en la prisión de Tabuk, en el noroeste de Arabia Saudita, donde otros 27 reos de nacionalidad egipcia están condenados a muerte y “que podrían ser ejecutados en cualquier momento”.

El objetivo: los narcotraficantes

Al Hajji dijo que el número de ejecuciones por casos relacionados con el narcotráfico en lo que va de año son de 105, es decir, más de uno de cada tres.

En noviembre de 2022 Arabia Saudita llevó a cabo las primeras ejecuciones por delitos relacionados con drogas en casi tres años, revirtiendo así una moratoria sobre las ejecuciones por tales delitos anunciada por la Comisión Saudí de Derechos Humanos en 2021.

“La gran contradicción es que Arabia Saudita anunció que había suspendido las ejecuciones para casos de drogas, y la Comisión de Derechos Humanos emitió un comunicado en ese sentido. De hecho, no se ejecutó a nadie desde principios de 2020 hasta noviembre de 2021, pero luego (en 2022) volvió. La Comisión de Derechos Humanos elogió la suspensión, y la consideró un logro y una reforma importante en el poder judicial”, aseveró Al Hajji.

De acuerdo al Ministerio del Interior saudí, la ley saudí de control de estupefacientes castiga al contrabandista con el “castigo más severo”, que es “la muerte”.

Consideran “contrabandista” a la persona que importa estupefacientes del extranjero y también a la que recibe estupefacientes y los distribuye a los traficantes.

En esta ley, hay diferencias entre las personas que trafican con estupefacientes por primera vez y las que ya han sido condenadas anteriormente: “Para el que trafica por primera vez, la pena es de prisión, azotes o multa económica, o todas. Para los reincidentes, el castigo aumenta y la persona implicada puede ser condenada a muerte”.

Este repunte de las ejecuciones por delitos relacionados con las drogas hace temer seriamente por la suerte de decenas de presos condenados por delitos similares y actualmente en el corredor de la muerte, según Amnistía Internacional (AI).

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Arabia Saudita lleva luchando en los últimos años contra el narcotráfico, que se ha convertido en uno de los grandes problemas del país.

Además, es un objetivo de los narcotraficantes por la elevada demanda social, así como un mercado rico para los productores y la situación geográfica del país.

Promesas incumplidas

El príncipe heredero saudí y primer ministro, Mohamed bin Salmán, “hizo más de una declaración de que reduciría el número de los casos y los limitaría sólo a los casos de asesinato premeditado, porque la sharía (ley islámica) estipula el asesinato para el asesino (...) y que respecto al resto de ejecuciones, las detendría”.

“Pero la realidad es lo contrario. Las ejecuciones se han duplicado y han alcanzado cifras sin precedentes, una contradicción que muestra el desequilibrio en Arabia Saudita”, señaló Al Hajji.

Entre los ejecutados en lo que va de año, siete son mujeres, agregó Al Hajji, lo cual es una cifra también “sin precedentes”, entre ellas tres ajusticiadas por narcotráfico.

Mientras sigue rompiendo récords en ejecuciones Arabia Saudita está invirtiendo miles de millones de dólares en grandes espectáculos y eventos deportivos.

Como comentó la investigadora sobre Arabia Saudita para Human Rights Watch (HRW), esta inversión es para “distraer la atención de su entorno represivo en materia de derechos, mientras personas acusadas de delitos cuando eran niños permanecen en el corredor de la muerte”

A pesar de sus reiteradas promesas de limitar la pena capital, las autoridades saudíes han incrementado las ejecuciones al tiempo que incumplen sistemáticamente las normas internacionales sobre juicios justos y las salvaguardias para los acusados, de acuerdo a Amnistía Internacional.

Las autoridades también han utilizado la pena de muerte para silenciar la disidencia política, castigando a ciudadanos de la minoría chií del país que apoyaron las protestas “antigubernamentales” entre 2011 y 2013, recordó la ONG