El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, regresará al Despacho Oval el 20 de enero con la bandera del cambio radical, prometiendo aranceles sin precedentes, la mayor deportación en la historia del país y una política aislacionista, tras una campaña electoral llena de sobresaltos.
Trump arrasó en las elecciones del 5 de noviembre al ganar los siete estados clave para el Colegio Electoral (Georgia, Carolina del Norte, Míchigan, Pensilvania, Wisconsin, Nevada y Arizona) y al imponerse en el voto popular con el respaldo de 77 millones de personas.
Además, los estadounidenses otorgaron a los republicanos el control de las dos cámaras del Congreso, lo que permitirá a Trump avanzar su agenda de “EE.UU. Primero” casi sin oposición.
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De este modo, Trump protagonizó un regreso político histórico: sobrevivió a dos intentos de asesinato, esquivó el coste político de ser el primer expresidente condenado en un juicio penal y superó las secuelas del asalto al Capitolio de 2021, el episodio más cercano a un golpe de Estado en la historia reciente del país.
Volverá a asumir la Presidencia el 20 de enero en una ceremonia que incluirá el tradicional discurso en la escalinata del Capitolio y un desfile hasta la Casa Blanca.
Sus planes ya están en marcha
Trump, sin embargo, no ha esperado a la investidura para actuar: ya ha designado a todos los miembros de su gabinete y no ha escatimado en amenazas para negociar algunas de sus prioridades, además de haber iniciado contactos con líderes internacionales.
Entre los seleccionados para su gabinete destacan perfiles tradicionales, como el senador Marco Rubio para secretario de Estado, pero también nombramientos polémicos como el activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr., propuesto para dirigir el Departamento de Salud.
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Algunas de esas designaciones son tan controvertidas que podrían enfrentar obstáculos para lograr la confirmación del Senado. Ese es el caso de Pete Hegseth, nominado para secretario de Defensa y que se enfrenta a denuncias de alcoholismo y abusos sexuales.
En cualquier caso, la selección que ha hecho Trump refleja con claridad la agenda que busca implementar durante sus primeros 100 días en el poder, un período en el que tradicionalmente los presidentes cuentan con mayor capital político.
Primeras medidas
En su primer día en el Despacho Oval, Trump ha prometido que firmará una orden ejecutiva para lanzar la mayor operación de deportación en la historia de EE.UU., además de indultar a los condenados por el asalto al Capitolio y eliminar políticas contra el cambio climático, como los incentivos para vehículos eléctricos.
Trump también ha prometido venganza contra sus adversarios políticos y un recorte profundo de la burocracia federal, lo que él considera “Estado profundo”, por no apoyar sus ideas.
Con ese objetivo, ha puesto a los multimillonarios Elon Musk y Vivek Ramaswamy al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) con el ambicioso objetivo de recortar dos billones de dólares del presupuesto federal, una meta que los expertos consideran casi imposible.
Otra prioridad será la imposición de aranceles. Trump ya ha amenazado con aplicar gravámenes del 25 % a Canadá y México si no frenan el tráfico de drogas y la inmigración irregular, y ha advertido de que los productos chinos podrían enfrentar tasas de hasta el 60 %.
Estas amenazas, que podrían ser tácticas de negociación, ya han tenido impacto: el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, visitó recientemente a Trump en su mansión de Florida.
Diplomacia en Florida y más allá
La residencia de Trump en Florida, convertida en un epicentro de visitas diplomáticas, ha recibido recientemente al presidente argentino, Javier Milei, y a Sara Netanyahu, esposa del primer ministro israelí, acompañada de su hijo Yair.
Además, hace poco más de una semana, Trump viajó a París para la reapertura de Notre Dame, donde se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron; el príncipe Guillermo y el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski.
Durante la campaña, Trump prometió que pondría fin a la guerra en Ucrania en 24 horas, sin detallar cómo, por lo que su victoria ha generado preocupación en Kiev ante la posibilidad de que el Gobierno ucraniano se vea obligado a ceder a Rusia territorios ocupados.
En cuanto al conflicto en Gaza, Trump ha intensificado su presión sobre Hamás, advirtiendo de que hará pagar un “infierno” al grupo islamista si no libera a los rehenes israelíes en el enclave antes de que tome posesión.
Además, ya ha enviado a Israel y a Catar a su enviado para la región, Steve Witkoff, con el objetivo de lograr un alto al fuego, incluso antes de que tome posesión.