Un silencio sepulcral inundó este jueves la Plaza de los Rehenes, en Tel Aviv, donde miles de israelíes desolados dieron el último adiós a cuatro rehenes cuyos cuerpos habían sido entregado horas antes por milicianos en Gaza. Otros, como el israelí Gil Dickman, aprovecharon el encuentro para denunciar la inacción de su gobierno.
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“Si hubiéramos parado la guerra, si hubiéramos decidido parar los combates para, primero de todo, rescatar a todos nuestros rehenes, todos ellos hoy estarían vivos”, lamentó Dickman a EFE.
Este jueves, por primera vez, milicianos han devuelto a Israel los cuerpos de cuatro rehenes; de acuerdo con lo pactado en esta primera fase del alto el fuego.
De momento, Israel ha confirmado que los restos mortales pertenecen -como había anunciado Hamás- a Oded Lifshitz, de 83 años, y está ahora analizando los tres cuerpos restantes que serían: el de la israelí Shiri Bibas, de orígenes argentinos y de 32 años, y de sus dos hijos, Ariel y Kfir, que tenían 4 años y 9 meses de edad respectivamente, cuando fueron tomados de Nir Oz.
Un dolor compartido
Dickman conoce el dolor que están experimentando hoy los familiares de los cuatro rehenes. Su prima Carmel Gat, de 40 años, también murió en Gaza a finales de agosto de 2024, después de pasar más de 300 días de cautiverio. Su cuerpo, junto al de otros cinco cautivos, fue hallado por el Ejército en un túnel en Rafah, sur de Gaza.
“Mi prima fue asesinada durante el cautiverio, así que se lo que se siente. Pero lo que me parece incomprensible es que vayamos a vivir más días como hoy”, cuenta este joven israelí, en referencia el próximo jueves cuando está previsto que otros cuatro cadáveres serán entregados.
El grupo palestino ya había confirmado que, entre los primeros 33 rehenes de esta primera fase de alto el fuego, había ocho muertos. La identidad de los fallecidos se desconocía hasta esta semana, si bien se temía por la vida de los niños Bibas, puesto que ya en noviembre de 2023 Hamás alegó que habían fallecido en un bombardeo aéreo israelí.
“Estas personas ya no van a sonreír más. Mi corazón está roto. De mi gobierno tengo muchas cosas que decir, pero hoy prefiero no hablar de política”, dijo a EFE Lir Alter, una joven israelí de 32 años y que ha hecho de voluntaria con los familiares de los cautivos.
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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometió este jueves que “hará rendir cuentas a los viles asesinos” de estos cuatro rehenes. Dickman, sin embargo, prefiere evitar hablar de “venganza” y pide al Gobierno israelí que garantice el regreso de los 64 rehenes que siguen en manos de Hamás en la Franja.
“La lección es que no podemos dejar a ninguno atrás y que no queremos venganza. Simplemente queremos que todos vuelvan inmediatamente”, agregó.
Un punto de vista compartido por Ran, israelí de 40 años, que espera que el Ejecutivo de Netanyahu no retome la guerra, en una Gaza devastada con más de 48.000 palestinos muertos -la mayoría mujeres y niños- y toneladas de escombros.
“En mi opinión, volver a la guerra sería un error grave. Es mucho más importante que todos los rehenes regresen a casa. Después, lo que quieran hacer con Hamás ya me da igual. Netanyahu para mí ha sido el peor primer ministro que hemos tenido y solo quiere mantenerse en el poder”, explica.