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Al menos 36 personas murieron y más de 40 resultaron heridas en los dos últimos días en Afganistán por las fuertes lluvias y las inundaciones repentinas que han experimentado varias regiones del país, informaron este miércoles las autoridades de los talibanes.

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“Lamentablemente, 36 personas han muerto y más de 40 han resultado heridas debido a las fuertes lluvias y las inundaciones repentinas”, dijo a EFE el portavoz del Ministerio de Gestión de Desastres del Gobierno de facto de los talibanes, Mullah Janan Sayeq, precisando que este balance solo recoge las víctimas registradas entre el lunes y el martes de esta semana.

Las precipitaciones -en forma de lluvia e intensas nevadas- continúan hoy en gran parte del país, aunque por el momento no se han reportado nuevas víctimas.

La provincia de Farah, en el suroeste de Afganistán, ha sido una de las más golpeadas por las lluvias, y en ella se han registrado más de una veintena de muertes, indicó a EFE el portavoz del Ministerio del Interior, Abdul Mateen Qani.

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Según el Ministerio de Gestión de Desastres, aproximadamente 240 casas han resultado completamente destruidas, mientras que 61 han sufrido daños parciales.

Además, varias hectáreas de tierras agrícolas se han visto afectadas y algunas carreteras están bloqueadas por la nieve.

El ministerio indicó que los equipos de rescate han llegado a las zonas afectadas y que las autoridades, equipos de salud y organizaciones locales e internacionales están colaborando para evaluar los daños y proporcionar la asistencia necesaria a las víctimas.

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A pesar de expresar sus condolencias a las familias de las víctimas, los talibanes dijeron que las lluvias eran también un alivio para las condiciones de sequía que atraviesa el país, que ayudará a la agricultura.

“Con la continuación de estas lluvias, las fuentes de agua se repondrán, la agricultura florecerá y el ganado se verá afectado positivamente”, dijo Sayeq.

La falta de sistemas de alerta y concienciación sobre inundaciones repentinas, los asentamientos en zonas de cuencas hidrográficas, la prevalencia de casas de barro y la escarpada orografía de Afganistán forman un caldo de cultivo que da lugar a un gran número de víctimas cuando se producen fuertes precipitaciones.

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Al menos 352 personas murieron y 1.630 resultaron heridas en mayo del año pasado, cuando devastadoras inundaciones azotaron varias regiones de Afganistán, que está considerado uno de los diez países más vulnerables a la crisis climática.