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Venezuela aseguró este domingo que está lista para mantener las operaciones con las petroleras extranjeras, pese a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de revocar los permisos a los socios de la estatal Pdvsa -entre ellos la española Repsol- para exportar crudo y derivados del país caribeño.

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En un comunicado, la vicepresidenta ejecutiva venezolana y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, afirmó que han “mantenido una comunicación fluida con las empresas trasnacionales de petróleo y gas que operan en el país”, las cuales -señaló- “han sido notificadas en las últimas horas por el Gobierno de los EE. UU. sobre la revocatoria de sus licencias”.

La funcionaria, quien dijo que ya estaban “preparados para esta coyuntura”, expresó que las empresas internacionales “no requieren licencia ni autorización de ningún Gobierno extranjero, dado que Venezuela no reconoce ni aplica jurisdicción extraterritorial alguna”.

“Somos un socio confiable y seguiremos cumpliendo los acuerdos alcanzados con estas empresas. El motor hidrocarburos está activado y el Plan de Independencia Productiva Absoluta ordenado por el presidente de la república, Nicolás Maduro, sigue su curso y permanecerá abierto a todas las inversiones nacionales e internacionales para el desarrollo de este sector estratégico”, agregó Rodríguez.

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Maduro, quien juró en enero para un tercer mandato tras su cuestionada reelección el año pasado, ha insistido en que cualquier sanción será “enfrentada, controlada y superada”.

Además de Repsol, entre las compañías afectadas están la estadounidense Global Oil Terminals, la italiana Eni, la francesa Maurel & Prom y la india Reliance Industries, que habían recibido permisos para operar con crudo venezolano en sus refinerías de todo el mundo, de manera excepcional a las sanciones contra Caracas.

Según informaron medios estadounidenses, la mayoría de estas petroleras ya había suspendido las importaciones de petróleo venezolano después de que esta semana Trump ordenara un arancel del 25 % a compradores de crudo y gas de la nación suramericana.

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En los casos de Repsol y Reliance, con gran presencia en Estados Unidos, se había solicitado autorización para operar en Venezuela y evitar incurrir en sanciones.

Ahora, las empresas tienen hasta finales de mayo para liquidar sus operaciones en el país latinoamericano, lo que afianzaría la campaña de la Administración Trump para aislar al chavismo.

Sin embargo, expertos consultados por EFE advierten de un nuevo escenario adverso para la nación caribeña, en vista de la decisión de Trump de imponer aranceles a los que compran crudo a Caracas y el fin de la licencia a la norteamericana Chevron, medidas que, según las fuentes, comprometen al corazón de la economía venezolana, cuya producción superó en enero pasado el millón de barriles por día (bpd) por primera vez desde junio de 2019.