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De Washington a Florida, de Dakota del Norte a Texas y de Maine a California se siente que hoy, 8 de noviembre de 2016, no es un día cualquiera, es el más importante para los estadounidenses y uno muy significativo para el resto de ciudadanos del mundo: Hoy, más de 200 millones de estadounidenses están llamados a escoger al próximo jefe del país más poderoso del planeta.

El brexit en Reino Unido, los acuerdos de paz en Colombia, las diferencias entre Gobierno y oposición en Venezuela, sin su particular importancia, pasan a segundo plano al tiempo que Donald Trump y Hillary Clinton, candidatos a la Presidencia de EEUU, se ubican en el punto más alto del pódium de la política internacional, en el blanco de todas las miradas.

El país está listo. La logística para el proceso electoral ha sido preparada con antelación. Jurados de votación han sido capacitados.

¿Quién ganará? No es fácil responder de manera segura esa pregunta; sin embargo, los últimos sondeos de intención de voto en todo el país mantienen la ventaja de entre 3 y 4 puntos de la candidata presidencial demócrata sobre su rival republicano, que no consigue superar su techo de voto de 43%.

El último sondeo del diario The Washington Post amplía a 43% la intención de voto a favor del magnate neoyorquino, mientras que la exsecretaria de Estado mantiene una ventaja de cuatro puntos, con un 47% del apoyo de los votantes.

No obstante, Trump mantiene sus fuertes apoyos entre blancos con bajo a medio nivel educativo, pese a lo cual, sin ser capaz de expandir su base, tiene muy difícil llegar al 45% a nivel nacional o ganar los estados clave, especialmente los más diversos.

Ahora bien, el camino que han recorrido estos dos aspirantes antagónicos para lograr la jefatura de este país no ha sido sencillo. El proceso reviste todo un andamiaje y arranca con el cumplimiento de ciertos estándares.

Requisitos para ser candidato presidencial. Para cada cargo federal de elección se imponen distintos requisitos. Según se estipula en los artículos I y II de la Constitución de Estados Unidos, el candidato a la Presidencia debe ser ciudadano de nacimiento, tener 35 años, como mínimo, y haber residido en Estados Unidos durante 14 años, por lo menos. El vicepresidente debe cumplir con los mismos requisitos.

primarias y caucus. La elección general de presidente de EEUU tiene lugar cada cuatro años, el primer martes siguiente al primer lunes de noviembre.

Sin embargo, antes de esa elección general, los estados celebran elecciones primarias o asambleas electorales para elegir a los delegados que enviarán a las convenciones nacionales de nominación en las que los candidatos del partido serán seleccionados. De ordinario, esas elecciones primarias y caucus de estados individuales tienen lugar entre enero y junio, y las convenciones nacionales se celebran después en el verano antes de la elección general.

Desde la década de 1970, la identidad de los candidatos presidenciales que serán designados por los principales partidos se conoce antes de las convenciones, porque ganan el apoyo de la mayoría de los delegados antes de concluir la temporada de elecciones primarias y asambleas electorales. Para estas elecciones, Clinton fue propuesta por los demócratas, y Trump, por los republicanos.

Más allá de la Presidencia, hoy también está en juego el control del Senado, que los demócratas quieren arrebatar a los republicanos tras haberlo perdido en las elecciones legislativas de 2014. Para recuperarlo, necesitan ganar al menos cinco escaños o cuatro, en caso de que Clinton se haga con la Casa Blanca y el aspirante demócrata a la Vicepresidencia, Tim Kaine, pueda servir como pieza del desempate, ya que se convertiría automáticamente en el presidente del Senado.

Colegio Electoral, el sistema con que se elegirá al futuro presidente

¿Deben Clinton y Trump conseguir el mayor número de votos de los ciudadanos para ganarse el puesto en la Casa Blanca o son elegidos por los parlamentarios? Ni lo uno, ni lo otro. Al jefe de Estado y de Gobierno de EEUU lo eligen los delegados a través de un sistema único en el mundo, el Colegio Electoral.

Diego Cediel, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, explica que, a diferencia de Colombia, el sistema del país norteamericano es indirecto. La población estadounidense no vota directamente por el presidente sino que votan en cada estado para escoger a sus 'electores'. Esos electores conforman el llamado Colegio Electoral, creado en 1787. Explica el experto que los estados tendrán un número de electores proporcional al número de miembros que tengan en Senado y Cámara. Además, tendrán más peso en aquellos estados con mayor población como California (55 votos electorales), Texas (38), Florida y Nueva York (29), Pensilvania e Illinois (20) y Ohio (18).

La elección del presidente exige una mayoría absoluta de los 538 votos electorales de los 50 estados. Por tanto, el objetivo de Clinton y Trump es hacerse con una mayoría de 270 votos para proclamarse ganadores.

Por todo lo anterior, este sistema se constituye en uno muy particular. Tan particular, según el profesor Cediel, que un candidato que obtenga más votos populares, podría perder ante quien aventaje en votos electorales. 'Como el caso de George Bush que le ganó a Al Gore a pesar de que Gore tenía más votos populares, pero sacó menos colegios electorales', afirma.

En caso de empate o de que ningún candidato obtenga la mayoría de votos electorales, la decisión de elegir al presidente pasa a la Cámara de Representantes, donde cada delegación estatal dispone de un voto.

El Colegio Electoral nunca celebra una reunión como cuerpo. El lunes que sigue al segundo miércoles de diciembre se reúnen en los parlamentos estatales para emitir oficialmente su voto para elegir al presidente.

Los estados envían después los votos certificados al Senado, donde se ordenan –sin abrirlos– por orden alfabético y se depositan en dos cajas de caoba especiales. El 6 de enero, el Congreso de EE.UU. se reúne en una sesión conjunta para contar los votos y declarar al ganador de las elecciones. Ya el 20 de enero, día de la investidura presidencial, el presidente toma posesión de su cargo en el Gobierno de Estados Unidos.

Con respecto a los estados ‘bisagra’, los candidatos a la Presidencia concentran su atención y sus recursos en aquellos estados donde las preferencias están muy divididas. Florida y Ohio son algunos de ellos, pero también han surgido como decisivos Nevada, Iowa y Carolina del Norte, en donde Clinton y Trump cerraron sus campañas.

Sondeos

Clinton lleva la delantera. Las más recientes encuestas siguen posicionando a la demócrata sobre el excéntrico magnate. ‘The Washington Post’, en su último sondeo, revela que Clinton tiene a su favor un 47% de intención de voto, mientras que Trump maneja un 43%.

Jurados de votación en EEUU reciben 120 dólares como remuneración por su servicio

El proceso electoral en EEUU no solo es particular por concebir un sistema indirecto. Allá, a diferencia de Colombia, el servicio como jurado de votación es voluntario y quienes lo realizan reciben una remuneración de aproximadamente 368.000 pesos. Los jurados de votación trabajan de forma voluntaria de 7 a.m. a 7 p.m. y el Gobierno norteamericano, luego de capacitarlos, les paga un aproximado de 10 ó 11 dólares por hora. Lo que equivaldría a un total de 120 dólares (368.000 pesos colombianos).

La logística propia de la votación también tiene sus singularidades, propias de un país económicamente poderoso y, además, se facilita el proceso a quienes sufran de alguna discapacidad. Por ejemplo, en los puntos de sufragio hay una máquina que ayuda a las personas que no saben o tienen dificultad para leer. La máquina les lee las opciones de selección.

Otro de los sistemas sofisticados es el del conteo de votos: una máquina los cuenta automáticamente a través de un escáner.

Ahora bien, es importante aclarar que debido a que este país se rige por un gobierno federal cada estado maneja su propia legislación y sistemas propios de verificación de identidad. En Texas, particularmente, se permite como documento para ejercer el sufragio la licencia de conducción. Pero si no se tiene el documento y se está registrado en ese puesto se debe firmar un acta en la que el ciudadano se compromete a decir la verdad sobre su identidad.

Por supuesto hay restricciones y una de ellas es que al puesto de votación no se permite entrar con teléfonos para evitar la venta de votos.

No está claro cuándo se puso de moda, pero en muchos votantes suelen lucir una pegatina que dice 'I voted today' (Yo voté hoy) tras pasar por las urnas. Los expertos sugieren que juegan un papel psicológico, animando a los votantes a acudir a las urnas.