El apoyo al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha caído al 30 %, y su posibilidad de ser reelegido en 2022 parece ponerse cuesta arriba, según recientes encuestas que además reflejan el potencial político de Luiz Inácio Lula da Silva.
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Aunque todavía falta un año y medio para que los brasileños vuelvan a las urnas, los movimientos en la política comienzan a ser orientados por las elecciones de octubre de 2022, aún con el país convertido en el gran epicentro global de la pandemia de covid-19.
Sin embargo, la errática gestión de una crisis sanitaria que ya deja cerca de 290.000 muertos en Brasil comienza a pasarle factura a Bolsonaro, cuya popularidad ha caído al 30 %, con una pérdida de unos 10 puntos desde diciembre, de acuerdo a sondeos publicados esta semana por las firmas Datafolha y XP/Ipespe.
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El rechazo a su gestión llega casi al 50 %, datos que llevan al mandatario a refugiarse en un tercio del electorado que conforma la base conservadora en la que se apoyó para llegar al poder, aunque encarnando a una ultraderecha minoritaria aún dentro de esos grupos.
El último movimiento de Bolsonaro en favor de esos sectores más conservadores, como son las iglesias evangelistas, fue un perdón de unas deudas tributarias multimillonarias acumuladas por pastores pentecostales y rechazado por su ministro de Economía, Paulo Guedes, un liberal convencido que busca cerrar una enorme brecha fiscal.
Esa decisión se sumó a presiones sobre la estatal Petrobras para reducir el precio de los combustibles -y con ello ingresos fiscales- que llevaron a Bolsonaro a nombrar para la presidencia de la empresa a un general y complacer así a gremios conservadores de camioneros que amenazaban con distanciarse del Gobierno e ir a una huelga.
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Esas concesiones provocaron sacudidas en el mercado financiero, que apostó por la economía liberal y de 'Estado mínimo' que prometió Bolsonaro y empieza a decepcionarse, según el sondeo de XP/Ipespe, que detectó una creciente desconfianza de los sectores acomodados de la sociedad en el Gobierno.
Según analistas políticos, esos gestos 'populistas' de Bolsonaro intentan mantener unida a una base conservadora pero que, hasta hace poco más de una década, estaba en el Gobierno con Luiz Inácio Lula da Silva, quien ahora empieza a librarse de sus problemas judiciales y vuelve al ruedo como posible candidato presidencial en 2022.