Venezuela empieza a contar los días para llegar a unas elecciones tan anheladas como inciertas. El futuro político del país, que por 25 años ha cargado con el legado del fallecido Hugo Chávez, pareciera estar en un punto de giro con la llegada a la recta final de Edmundo González, pero a estas alturas todo puede suceder en un territorio en el que el Estado de Derecho ha sido borrado por la maquinaria blindada de Nicolás Maduro, que lejos está de querer rendirse ante una eventual derrota en las urnas.
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Esta semana, por ejemplo, se realizaron varios mitines de asistencia masiva que culminaron cargados de acusaciones sobre ventajismo y supuestos planes violentos, con Maduro y González Urrutia en el centro de las diatribas.
Los 10 candidatos presidenciales viajaron a distintas regiones de Venezuela durante la primera semana de campaña, una carrera que pone en primer lugar a Maduro con más sitios visitados, mientras se disputa la alta concurrencia de sus mítines con Edmundo González Urrutia, el competidor con más opciones de ganarle en las urnas, según las encuestadoras.
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Además de estas movilizaciones, las denuncias por irregularidades se multiplican con casos como el del candidato Daniel Ceballos, que pidió al CNE atender las “violaciones y atropellos” de las autoridades durante la campaña, al recordar que le incautaron material proselitista y que dos de sus simpatizantes fueron detenidos.
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El total de denuncias sobre detenciones, confiscaciones de equipos, restricciones de vías públicas y censura gubernamental se elevan cada día, ahora con la presencia en el país del panel de expertos electorales de Naciones Unidas que, aunque no emitirán declaración pública, están mirando el desarrollo de la campaña desde el terreno.