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El Ejército israelí conectó a la red eléctrica nacional una planta desalinizadora de agua de la ciudad de Jan Yunis para abastecer la 'zona humanitaria' del enclave palestino, en las áreas de Al Mawasi y la propia Jan Yunis, en el sur de Gaza, y Deir al Balah en el centro.

'Se ha llegado a un acuerdo para restablecer esta línea eléctrica', confirmó a EFE Johnathan Crickx, jefe de Comunicación de Unicef en Palestina, que advirtió de que la medida aún tiene que ejecutarse y que se espera que el agua comience a distribuirse en los próximos días.

Según estimaciones israelíes, en la zona humanitaria afectada se encuentran unas 1,9 millones de personas desplazadas de toda la Franja de Gaza, mientras que el Ejército lleva a cabo operaciones terrestres tanto al norte, en ciudad de Gaza, como en el extremo meridional, en Rafah.

Antes del acuerdo, la planta producía 5.000 metros cúbicos de agua diarios, mientras que una vez reciba la electricidad directamente de Israel pasará a generar 20.000 metros cúbicos de agua potable diarios.

El Ejército advirtió además de que la línea se conectó directamente a la planta para evitar que Hamás u otros grupos de milicianos palestinos desvíen la energía para aprovecharla, caso en el que se desconectaría la desalinizadora, según medios israelíes.

El anuncio del acuerdo para hacer funcionar esta planta en Jan Yunis se produce en el mismo día en que las fuerzas armadas comenzaron a bombardear la ciudad, después de emitir una orden de evacuación en la tarde del lunes.

Desde entonces, 250.000 gazatíes han abandonado los barrios orientales de Jan Yunis, según la agencia de la ONU para los refugiados palestinos.

Hasta ahora, la ciudad sureña servía de refugio para miles de los evacuados que huyeron de Rafah, considerada entonces una zona segura, cuando las tropas israelíes entraron en el enclave el pasado 6 de mayo.

Fuentes palestinas confirmaron a EFE que, en total, un tercio de los evacuados de Rafah se encontraban en los barrios hoy atacados por Israel y muchos declararon no tener intención de abandonar el área al no tener a dónde ir.

Concretamente, la orden de evacuación israelí los envía a la 'zona segura' de Al Mawasi, las playas sobre las que organizaciones humanitarias vienen denunciando desde entonces que no cuenta con la infraestructura ni recursos necesarios para gestionar un desplazamiento masivo.

La llegada de agua al sur de Gaza, urgente con la llegada del verano y las altas temperaturas, responde a la creciente crisis humanitaria que atraviesa toda la franja, donde la falta de este bien no solo forma parte de los problemas nutricionales en el enclave, sino también sanitarios, contribuyendo a la propagación de enfermedades.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las infecciones con diarrea, para las cuales el consumo de agua es crucial, son un 25 %, superiores al periodo previo al conflicto, y existe el temor de que el cólera se haga prevalente en la Franja, según UNRWA.