BOGOTÁ. Tras la captura de Cristopher Chávez Cuéllar y Édinson Vega García, los dos primeros presuntos implicados en la masacre de cuatro hermanos de 4, 10, 14 y 17 años hace dos semanas en Caquetá, se conoció que estos sujetos habrían recibido cada uno la suma de 500 mil pesos para, según el fiscal del caso, 'asustar' a los niños, pero que 'se les fue la mano' y perpetraron el cuádruple crimen que indigna al país.
Además, reveló que Vega García conocía y jugaba frecuentemente con los pequeños, que para evitar ser hallados habían enterrado la moto ‘deshuesada’ 2 metros bajo tierra y que los investigadores de la Fiscalía y la Policía buscan intensamente a tres sujetos más, entre los que se encontraría el autor intelectual del horrendo hecho.
El rompecabezas que fueron armando los detectives y que les permitió dar con Chávez, conocido con el alias de el Desalmado, y con Vega, tuvo su primera pieza en el testimonio del niño de 12 años que milagrosamente se salvó de la matanza haciéndose el muerto.
A partir de lo señalado por el menor y las denuncias reiteradas por los familiares de los hermanos Vanegas, se hicieron una serie de interceptaciones de llamadas, tras lo que se logró la colaboración de una de las parejas de uno de los indiciados.
A la par, los vecinos de la vereda Las Brisas, en Florencia, identificaron esa noche del pasado 4 de febrero una serie de movimientos extraños de dos sujetos que nunca antes habían visto, lo que le ayudó a la Policía a construir los retratos hablados de los delincuentes.
Para robarse un lote
Entre los sospechosos fueron interceptadas las líneas telefónicas y los investigadores comenzaron a barajar el móvil: un lío con el lote de 400 metros cuadrados de los Vanegas, del que, al parecer, quería apropiarse uno de los vecinos que, de acuerdo a las denuncias del padre de las víctimas, había invadido su terreno y sobre el que, aparentemente, pesa una protección de reserva forestal.
En otra de las llamadas interceptadas se le escuchó a uno de los sicarios pedirle prestada una motosierra a uno de sus amigos, para fragmentar y enterrar la motocicleta que habían hurtado tres meses atrás en el Huila, y en la que se movilizaron la aciaga noche del asesinato.
Conforme iban avanzando las pesquisas, uno de los sospechosos, a los que la Policía y el CTI habían abordado, confesó su participación en la masacre y, a partir de este reconocimiento de la responsabilidad, se pudieron establecer las identidades plenas de los otros cuatro involucrados.
El pago
Así las cosas, Vega, quien vivía en la misma zona de los hechos y frecuentaba a los menores, previo al acuerdo del plan, en el que él recibió 500 mil pesos y le entregó los otros 500 a Chávez, les avisó a este y a un tercer hombre que la humilde vivienda de los Vanegas había quedado sin la presencia de adultos, pues los padres habían ido a matricularlos en un colegio de Florencia y además estaban trabajando.
El tercero de los presuntos implicados que está siendo buscado por las autoridades fue identificado como Hénderson Carrillo Ordóñez, quien habría ingresado al rancho de madera de los pequeños y los habría tomado de los brazos para arrodillarlos antes de ser vilmente ejecutados, al parecer, por alias el Desalmado.
Carrillo es un hombre de 24 años, de tez morena y luce una cicatriz en la cara. Al parecer hace parte, junto con Chávez, de una temible banda de sicarios a sueldo que ha perpetrado innumerables homicidios en Huila y Caquetá. De hecho, días atrás, mataron al propietario de una estación de gasolina y tenían planeado asesinar la próxima semana a un comerciante de Pitalito, Huila.
Cristopher Chávez Cuéllar, alias el Desalmado.
Seguido por dron
Luego de la llamada interceptada a Chávez, las autoridades enviaron un dron para vigilarlo y así poder dar de forma más certera con su captura. Primero se percataron de que tras el crimen había ido a pasar la noche, junto con su secuaz, en la casa en que vivían su compañera permanente –ella habría colaborado con los investigadores– y sus tres hijastros, quienes quedaron a disposición del ICBF para el restablecimiento de sus derechos.
Pero el domingo pasado el Desalmado había abandonado la vivienda y se hospedó en la de un criminal aliado, de donde pretendía partir al Huila a seguir delinquiendo. Pero allí, en un barrio periférico de Florencia, fue aprehendido.
La Policía, entre tanto, halló en el patio de la casa de su compañera las armas que usaron para asesinar a los pequeños, las botas y prendas que vistieron, el computador portátil robado a la familia Vanegas y la motocicleta enterrada en pedazos bajo una capa de cemento fresco.
La moto que fue enterrada luego de usarla en la masacre.
Tres más son buscados
El fiscal general de la Nación, Eduardo Montealegre Lynett, dijo en rueda de prensa que los móviles, además de la disputa del lote de 400 metros en Florencia, están relacionados con una venganza debido a agresiones personales mutuas.
'La Fiscalía hará imputación a las personas capturadas por los delitos de homicidio, concierto para delinquir, porte ilegal de armas y hurto. Los hechos por los cuales van a ser imputadas las personas capturadas implicarían una pena que podría llegar hasta 50 años de prisión', dijo el jefe del ente investigador.
Agregó Montealegre que la Fiscalía solicitó ante un juez que expidiera las órdenes de captura contra otros tres sospechosos de participar en la masacre, entre ellos al autor intelectual.
Resocialización, un fracaso
Frente a los cuestionamientos sobre el hecho de que uno de los capturados, Cristopher Chávez Cuéllar o alias el Desalmado, ya tuviera una condena por homicidio, acceso carnal violento y desaparición forzada, el fiscal Eduardo Montealegre aseguró que 'en temas de resocialización, la política criminal en Colombia es un fracaso'.
Agregó al respecto que 'las penas privativas de la libertad y su ejecución en Colombia no muestran ni cumplen el verdadero fin de resocialización. Se supone que teóricamente uno los bienes privativos de la libertad es la resocialización, pero casos como estos muestran definitivamente un fracaso de la política criminal en Colombia'.
Propuso Montealegre que 'lo que tenemos es que lograr más eficacia en las investigaciones de tal forma que las penas que se impongan efectivamente, se cumplan. Yo creo que este caso trágico de la muerte de los cuatro niños muestra que es mejor la vía de una justicia que actúa de manera eficiente y pronta'.