Al borde de un abismo en la cordillera de los Andes, a 2.900 metros sobre el nivel del mar, se levanta imponente el Santuario de Las Lajas, una basílica de estilo neogótico considerada maravilla turística de Colombia y, para algunos, la iglesia más bella del mundo.
Hasta esa basílica menor, construida entre 1916 y 1949 sobre el cañón del río Guáitara, a menos de diez kilómetros de la frontera con Ecuador y dedicada a Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas, llegan a diario miles de peregrinos para pagar promesas, o turistas para conocer este prodigio de la arquitectura.
El santuario, situado entre los municipios de Ipiales y Potosí, en el departamento de Nariño (suroeste), impresiona no solo por su belleza sino por las extraordinarias condiciones topográficas en las que fue construido el templo, al cual se accede por un puente de dos arcos, cien metros por encima del lecho el río.
Según cifras del Gobierno colombiano, que en 1984 declaró el santuario Patrimonio Cultural de la Nación, y en 2006 lo elevó a Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional, el lugar recibe más de 750.000 personas al año, de las cuales unas 120.000 lo hacen en Semana Santa.
La laja, piedra gris y blanca abundante en la zona que dio nombre al santuario, se mezcla con el verde montañoso de la cordillera andina, una de las razones por la cuales el diario británico The Telegraph reconoció al templo en octubre de 2015 como la iglesia más bella del mundo, y la publicación para viajeros Condé Nast Traveler lo escogió entre los lugares más bonitos de Suramérica para visitar.