El vicepresidente, Óscar Naranjo, el general que fue catalogado en 2010 como el 'mejor policía del mundo', llegó ayer a la población de Corinto,Cauca , para librar su más reciente batalla: articular esfuerzos con las comunidades para convertir en hechos la paz firmada por el Gobierno con las Farc.
'Quiero que cuenten con el vicepresidente como el articulador del Gobierno para superar estos problemas', soltó a los asistentes el segundo al mando del Gobierno del presidente Santos, quien a su llegada a la Casa de la Cultura de Corinto saludó a cada uno de los asistentes con un apretón de manos.
El funcionario invitó de entrada a las casi 50 participantes de la cita a construir entre todos 'las bases de una Colombia que deja atrás la muerte, que deja atrás la violencia'.
El también exnegociador del acuerdo con las Farc puntualizó que la paz 'es más que silenciar los fusiles' y subrayó la importancia de la 'paz territorial', al asegurar que lo decidido en la mesa de negociaciones debe involucrar a los territorios, a sus habitantes.
Atendió quejas
Durante más de tres horas, Naranjos escuchó las preocupaciones de los lugareños en temas como educación, niñez y juventud; uso y tenencia de la tierra; sustitución de cultivos ilícitos y economía local; seguimiento a los acuerdos de paz con énfasis en seguridad; salud y medio ambiente.
Tierras, oportunidades laborales y de educación fueron los pedidos más mencionados en las intervenciones, pero también un compromiso del Estado para que esta vez, después de acuerdos fallidos con las comunidades, se cumpla lo pactado en La Habana.
Además, los asistentes demandaron que se atienda el complejo problema de la sustitución de los cultivos de coca y marihuana y se garantice la seguridad de los líderes de derechos humanos en Colombia, país donde en los tres primeros meses del año ya se contabilizan 17 asesinatos de estos dirigentes.
El vicepresidente, que ya ha visitado las localidades de Tumaco, Vista Hermosa, Ipiales, Cartagena, Barranquilla y Mocoa, se despidió con el compromiso de retornar a Corinto en 45 días y levantar durante este periodo un inventario de los acuerdos pasados.