Compartir:

La investigación en Colombia sobre los sobornos de Odebrecht arroja resultados menos favorables que en otros países. Pero la muerte de un testigo clave y el envenenamiento de su hijo introdujeron incertidumbre a esta trama de corrupción descubierta en América Latina.

Diez países de la región están involucrados en la red de sobornos que montó la firma brasileña a cambio de contratos. El escándalo, que comenzó en Brasil en 2014, ha enredado a altísimos funcionarios y podría adentrarse en terrenos truculentos. 

Afectado por un cáncer linfático, el testigo Jorge Pizano falleció por un aparente infarto el 8 de noviembre. Tres días después, su hijo Alejandro murió envenenado con el cianuro que bebió de una botella de agua que encontró en el escritorio de su padre, según la Fiscalía.

Pizano fue auditor financiero del consorcio que formó Odebrecht junto con Corficolombiana, empresa del hombre más rico de Colombia, el influyente banquero Luis Carlos Sarmiento.

Medicina Legal descartó rastros de cianuro en los tejidos conservados de Pizano –cuyo cuerpo fue incinerado–, pero reiteró que 'en el caso de la muerte del joven, tanto la sangre, como el contenido de la botella sí contenían cianuro'. 

Pizano dejó grabada una entrevista para que fuera publicada si fallecía u obtenía protección en otro país. Su explosivo testamento salpica al fiscal general, Néstor Humberto Martínez, y plantea dudas sobre la investigación de la trama en Colombia.

Él 'era la prueba de que los sobornos en Colombia no fueron solo de Odebrecht, sino una telaraña de corrupción que se urdió desde la concesión de la obra (vial) más grande que se ganó la empresa brasilera en compañía de Luis Carlos Sarmiento', dijo a la AFP la periodista María Jimena Duzán, quien se mantuvo en contacto con Pizano hasta horas antes de su deceso.