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Familiares de Rafael Merchán, testigo del caso Odebrecht hallado muerto el pasado miércoles en su apartamento de Bogotá, afirmaron que su fallecimiento habría obedecido a un suicidio.

'No tenemos por qué pensar que fue presionado. Fue una decisión personal y autónoma', se lee.

Agregan que su ser querido, de 43 años, sufría de depresión desde hacía varios años atrás y, aparentemente, el cuadro se agudizaba en épocas decembrinas. La muerte de sus padres también habría influido en su 'decisión', aseveran.

El ex secretario de Transparencia de la Presidencia (marzo de 2013 a octubre de 2014) había sido admitido por un juez, desde el pasado 11 de diciembre, como testigo de la defensa del ex director de la ANI, Luis Fernando Andrade, quien intenta demostrar que denunció a tiempo, ante el desaparecido zar anticorrupción, las irregularidades en la contratación de la Ruta del Sol II, y que las autoridades a cargo no actuaron.

Merchán, desde su despacho en la Casa de Nariño, conoció sobre el caso Odebrecht, sobre todo, en lo relacionado con el otrosí del tramo Ocaña-Gamarra, entre el Norte de Santander y Cesar.

Los resultados de su necropsia serían entregados durante el próximo fin de semana por parte de Medicina Legal.

No obstante, el caso ha causado estupor en la opinión pública, pues el pasado 8 de noviembre falleció Jorge Enrique Pizano, otro testigo de las pesquisas por los sobornos de la multinacional brasilera -y quien empezó a detectar las inconsistencias por la misma época en que Merchán era el zar anticorrupción-, cuya muerte en un principio fue declarada como producida por un infarto, pero luego el director de Medicina Legal, Carlos Valdés, renunció por errores en los dictámenes de ese proceso. Sobre todo, porque el hijo de Pizano, Alejandro, murió también al volver del sepelio de su padre y tomar de una botella de agua saborizada con cianuro que estaba en el escritorio del testigo.

La víctima era abogado y politólogo de la Universidad de los Andes, y tenía especializaciones en derecho administrativo de la misma universidad y en derecho económico de la Universidad Externado.

Empezó su carrera como edil de Chapinero, en Bogotá; estuvo en la Dirección de Justicia Formal del Ministerio del Interior y Justicia en 2010, fue director del Instituto de Ciencia Política y de la Fundación Carlos Lleras Restrepo y tras ser secretario de Transparencia ejerció como cónsul de Colombia en Londres.

Desde la Secretaría de Transparencia impulsó la intervención del negocio del chance que aún regentaba Enilse López, alias La Gata, pese a estar condenada por homicidio y nexos con grupos paramilitares.