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Chile y Argentina confirmaron sus primeros casos de Covid-19, un virus respiratorio que ya está presente en otros países de América Latina como Ecuador, Brasil, República Dominicana y México.

La mayoría de estos pacientes son viajeros que, luego de volver a sus lugares de origen, presentaron síntomas y están siendo tratados en centros asistenciales, sin que revistan una condición de extrema gravedad.

En Colombia, las secretarías de Salud de Bogotá y Cali han descartado más de 60 casos en los últimos días y ante los temores por la aparición de posibles contagios, se acordó que el Instituto Nacional de Salud será la única entidad autorizada para pronunciarse oficialmente sobre el tema.

En farmacias y supermercados, las reservas de mascarillas y vitamina C comienzan a agotarse; mientras en las reuniones familiares, de amigos y colegas, en aras de la prevención, se imponen los saludos estilo Apache (mano levantada), Militar (mano en la frente), Japonés (reverencia), Peace and Love (dedos en V), de codo, cadera o puño.

El coronapánico está terminando de dinamitar nuestras ya muy distantes relaciones interpersonales, carentes de encuentros, abrazos y besos por aquello de la tecnología, y la verdadera recesión, cuando todo esto pase, podría ser de afecto y cercanía.

La desconfianza está llegando a tal nivel que en misa los feligreses evitan darse la mano cuando el sacerdote convoca al saludo de la paz. ¿Cómo se vivirá la Semana Santa en medio de procesiones, adoraciones a la Santa Cruz y otras manifestaciones de religiosidad en tiempos del coronavirus?

En nuestro país, donde el riesgo por la enfermedad se elevó a alto, las autoridades de salud llaman a la tranquilidad, pero no deja de preocupar la laxitud en los puestos migratorios donde no se cumplen a cabalidad los controles frente al ingreso de personas con gripa o fiebre, como se está denunciando.

Se deben tomar precauciones, lavado de manos permanente, cubrirse boca y nariz al toser o estornudar y evitar contacto con personas que tengan síntomas de resfriado; pero sobre todo, hay que mantener la cabeza fría frente a las voces que confunden y apuestan por extender el miedo.

La Organización Mundial de la Salud asegura que de cada 1.000 casos, por fuera de China donde se originó el virus, menos de 9 pacientes fallecerán, una tasa de mortalidad que no alcanza el 1%. Eso sí, el Covid-19 se extiende muy rápido porque como es un virus nuevo, no hay defensas en las personas ni tampoco vacuna que los proteja de contagio.

Como ocurre con cualquier infección, la condición del paciente influye mucho. Una persona sana podría superar el virus en una semana como si se tratara de 'un cuadro febril benigno similar a la gripa', dicen los expertos. El asunto se podría complicar si sobreviene una dificultad respiratoria, especialmente entre los grupos de riesgo como adultos mayores, pacientes hipertensos, diabéticos y fumadores.

También en personas con cáncer, antecedentes de enfermedades respiratorias crónicas, patologías cardiovasculares y cerebrovasculares o con VIH y trasplantados. Colectivos que deben extremar precauciones frente a esta y otras infecciones.

Lo que este episodio confirma, una vez más, es que hay un virus peor que el Covid-19, el del pánico y la desinformación que en redes sociales está viralizando un temor global con todo tipo de estrategias para favorecer determinados intereses o lo que es igual, muchos están buscando ´pescar en río revuelto´.

Hay que vacunarse contra el coronapánico consultando fuentes confiables y bien documentadas, en vez de leer y creer todo lo que las tías desocupadas reenvían a los chats familiares. Más prevención y menos especulación.