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La última vez que la mamá de Maira Alejandra vio a su hija estaba jugando en el patio de su casa, en un barrio de desplazados de Guapi, una localidad en la costa del Pacífico colombiano. La pequeña de 11 años fue violada y asesinada ese mismo día, como lo han sido ya en lo que va de año otros seis menores en el país.

Maira Alejandra Orobio era la mediana de cinco hermanos y, como a cualquier niña de su edad, le gustaba jugar a la pelota con sus vecinos. Su madre, Dora Alicia Solís, dice que la pequeña quería seguir estudiando cuando acabase la Primaria.

'Ella volvió a la casa, almorzó, le mandé a lavar unas lozas del almuerzo que habíamos comido, las lavó y estuvo aquí en la casa, jugando en el patio. Yo fui a ver para decirle que no saliera más a la calle, luego me metí a la pieza para atender a la bebecita pequeña y cuando salí ya se me había volado de ahí', explica a Efe Solís.

El cuerpo de Maira Alejandra fue encontrado el 12 de enero desnudo en una poceta, con signos de tortura, golpes y abuso sexual. Se desconoce aún el culpable de un crimen que ha provocado la indignación en el país y manifestaciones de repudio.