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 La Corte Constitucional informó este martes en un comunicado que ordenó a los colegios generar escenarios de inclusión y acompañamiento para los estudiantes que se encuentran en proceso de reafirmación de su identidad de género.

'La labor de las instituciones educativas no se reduce a garantizar la adquisición de conocimiento. Para proteger de manera integral el derecho a la educación de los niños, niñas y adolescentes, el trabajo docente también debe estar encaminado a proveer el apoyo emocional que los estudiantes necesiten', se lee en el documento.

El alto tribunal, para llegar a dicha determinación, estudió el caso de un joven que desde el 2018 inició su transición a hombre trans y presentó acción de tutela contra un colegio de Sabaneta (Antioquia), manifestando que recibió tratos discriminatorios por parte de algunos profesores quienes se negaron a reconocer su proceso de reafirmación de identidad de género. 

Además, afirmó el estudiante que las directivas rechazaron su solicitud de ser llamado por su nombre identitario hasta tanto el estudiante no cambiara su documento de identidad. 

Este trato discriminatorio llevó al estudiante a sufrir diferentes episodios de depresión que lo llevaron a intentar suicidarse en el 2019, motivo por el que estuvo hospitalizado varios días.

El colegio lo que hizo fue implementar un plan de estudios individual que le impedía la socialización con sus compañeros en horarios de descanso. 

'La Sala evidenció que el colegio fue permisivo con la generación de un escenario de discriminación', indica el alto tribunal.

Concretamente, la Sala Octava de Revisión, con ponencia del magistrado José Fernando Reyes Cuartas, concluyó que 'la institución educativa debió implementar cuatro acciones de acompañamiento al estudiante: prestar el apoyo que el joven requería durante su proceso de reafirmación de género sin imponer barreras administrativas durante su transición; promover formas acertadas de tratar la diversidad; resolver cualquier conflicto en la interacción docente-estudiante de manera imparcial y ejercer prácticas y talleres dentro y fuera del aula que le permitieran al accionante volverse a sentir parte de la comunidad educativa como igual'.

Sobre el plan de estudios individual, la Corte se pronunció frente a la necesidad de generar 'espacios que promuevan la formación académica y la convivencia pacífica de todos los estudiantes, especialmente la de aquellos en dificultades, de forma tal que, logren superar cualquier barrera que esté impidiendo su desarrollo emocional óptimo'.

Y dirigió una manifestación especialmente a los docentes: 'Solo quien practica la tolerancia, quien respeta la diversidad y reconoce en el otro a uno igual a sí mismo, tendrá capacidad y legitimidad para contribuir desde el proceso educativo a formar a los niños y a los jóvenes en un paradigma ético sustentado'.