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La figura del expresidente Virgilio Barco Vargas, un estadista visionario que enfrentó el narcoterrorismo, firmó la paz con la guerrilla del M-19 y fue defensor del medioambiente y los derechos de los pueblos indígenas, vuelve a gravitar esta semana sobre la política colombiana al cumplirse un centenario de su natalicio.

Nacido en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, el 17 de septiembre de 1921, Barco ejerció la Presidencia de Colombia entre 1986 y 1990, un periodo de violencia desbordada por el terrorismo de los carteles de las drogas que intentaron doblegar al Estado y la sociedad en su guerra contra la extradición a Estados Unidos.

Barco no solo mantuvo a flote la democracia colombiana en esos oscuros años sino que hizo avanzar al país en muchos aspectos, gracias a su formación intelectual y a la visión liberal y moderna del mundo que adquirió en sus años de estudiante en Boston (EE.UU.), donde en 1943 se graduó de ingeniero civil en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT).

'Yo lo definiría como un demócrata, ante todo, y un hombre moderno con un gran sentido social, con una formación filosófica liberal, de ideas liberales, con lo que eso significaba en Colombia, y un gran respeto por las ideas ajenas', dijo a Efe el historiador Álvaro Tirado Mejía, que hizo parte de su equipo de Gobierno.