El Carnaval de Barranquilla fue uno de los motivos por el cual los turistas llegaron a la capital del Atlántico con la intención de disfrutar las fiestas.
Precisamente ese escenario el caldo de cultivo para que varias organizaciones desplegaran sus tentáculos en la ciudad con la intención de cometer sus ilícitos en los diferentes eventos.
Es el caso de Olga Nicario Rozo Lara, que si bien no alcanzó a llegar a la ciudad, 'pretendía viajar a Barranquilla para vender licor adulterado'.
Así lo reveló la Fiscalía General de la Nación al dar a conocer seis capturas, entre ellos dos mujeres que, al parecer, usaban fajas para adheridas al cuerpo donde camuflaban botellas del producto adulterado para ingresarlas a los recintos donde se llevan a cabo los eventos masivos.
Para la estructura delictiva conocida como ‘Balco’, a la que pertenecía Olga y los cinco capturados, las multitudes se convertían un factor de oportunidad: los conciertos, manifestaciones, escenarios deportivos y otros actos masivos, en donde se escuchaban las voces de algunos de sus integrantes ofreciendo diferentes bebidas embriagantes que, en realidad, eran peligrosas mezclas que representaban riesgo inminente para salud y la vida de las personas que las adquirían.
El trabajo investigativo realizado por la Fiscalía evidenció que los licores comercializados por esta organización correspondían a productos falsos o alterados que serían fabricados en casas de familia en el sur, centro y suroccidente de Bogotá, 'en condiciones precarias de salubridad y mediante la combinación indiscriminada de alcohol y otras sustancias'.