Un fuerte choque ha generado las recientes declaraciones emitidas por la representante de la Oficina de Naciones Unidas en Colombia para los Derechos Humanos, Juliette de Rivero, quien indicó que el Estado debe reconocer su responsabilidad en la masacre Bojayá, ocurrida hace 20 años.
'Un mes antes de este evento nosotros (ONU) ya veníamos advirtiendo como oficina la presencia, la llegada de paramilitares en la zona que iba a poner en riesgo la vida de la población civil y el enfrentamiento que existía teniendo a la población civil en un estado de vulnerabilidad, el Estado no actuó, no previno esta situación para contener el avance de grupos paramilitares', dijo Rivero entrevista con La W.
Frente a esas palabras, el primero en reaccionar fue el alto Comisionado para la Paz, Juan Camilo Restrepo, quien rechazó las declaraciones de Rivero. 'Los victimarios fueron las Farc. Ellos deben reparar el daño y dolor causado a esta comunidad'.
'Parece que se les cruzan los cables a aquellos que quieren endilgar responsabilidades sobre estos hechos lamentables y siempre descargar la responsabilidad en el Estado, cuando fueron terrorristas los que de manera indiscriminada acabaron con la vida de estos colombianos', señaló Restrepo a través de su cuenta de Twitter.
A su vez, el funcionario destacó que el Estado 'ha sido garante y respetuoso de la justicia en el proceso de verdad, reparación y no repetición de hechos tan lamentables'; no obstante, 'quienes quieren aprovechar esto para buscar culpables en un río revuelto, se equivocan'.
Por su parte, el consejo presidencial para los Derechos Humanos y Asuntos Internacionales, Jefferson Mena Sánchez, calificó las palabras como 'una irresponsabilidad' y 'desconocimiento' de lo ocurrido ese 2 de mayo de 2002.
'A los colombianos no nos contaron lo ocurrido, nos tocó vivirlo, se equivoca Dra. Juliette, pídale disculpas a Colombia, porque nosotros tenemos claro lo que aconteció esa fatídica noche, cuando el grupo terroristas de las Farc no solamente disparó, sino que utilizó cilindros de gas para asesinar mujeres, niños y ancianos que se encontraban en la iglesia del municipio pensado que este lugar los resguardaría del bárbaro ataque ', agregó Sánchez.