Con la mirada puesta en la posibilidad de reducir el hacinamiento carcelario y descongestionar el sistema judicial del país, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, planteó esta semana la posibilidad de aplicar la conciliación judicial sobre delitos menores entre víctimas y victimario, con el fin de hacer primar un tipo de justicia restaurativa.
Lo anterior, teniendo en cuenta que el hacinamiento carcelario ronda el 20 % y donde la cantidad de jueces se estima en 5 mil, es decir, en promedio, 11 por cada 100 mil habitantes cuando debería estar en 65, teniendo en cuenta la población del país (50 millones de personas).
Sin embargo, la propuesta abrió un gran debate en el país, pues varios sectores consideran que la iniciativa se ve 'como una burla' para las víctimas, mientras que otros ven en este recurso jurídico la posibilidad de que la Fiscalía pueda concentrarse en los delitos más graves, y lograr que los afectados puedan acceder a tener una reparación más expedita.
Para Carlos Charry, doctor en sociología y catedrático de la Universidad del Rosario, consultado por EL HERALDO sobre la propuesta de la 'reconciliación judicial' , advirtió que 'si bien las declaraciones del ministro tienen un fondo de buenas intenciones y están dentro del marco de dar mayor celeridad a la justicia, hay que decir que lejos está de ser una propuesta clara, objetiva y precisa que permita a la opinión pública construir un debate más especializado, técnico, y se trata más bien de una idea y de una opinión al respecto'.
No obstante, observa el investigador que sí se puede llegar a tener un tipo de justicia más conciliadora para delitos menores, y pone de presente que de hecho el sistema jurídico colombiano contempla la posibilidad de que las partes en conflicto concilien, pero hay delitos en los cuales eso no puede lograrse, por lo que, advierte, habría que tener claro en qué niveles y bajo qué perspectivas es posible su implementación.
'Por otro lado, creería que si el objetivo es descongestionar la justicia, lo que se debe hacer principalmente es tener una política muy fuerte de prevención del delito y sobre eso ni este ministro de Justicia ni los anteriores han hablado'.
'Tiene enorme potencial'
El doctor en estudios de paz y conflicto e investigador de la Universidad Externado, Andrés Macías, en diálogo con este medio, dijo por el contrario que el planteamiento se enfoca en un concepto de justicia restaurativa, que tiene 'un potencial enorme'.
Para el experto en seguridad, esto puede descongestionar los despachos judiciales, porque son muchos los delitos menores que terminan aquí, 'pero llevarlo a la práctica puede ser muy complejo, porque las víctimas están acostumbradas a otro tipo de justicia y habría que tener un cambio cultural en la forma como las propias víctimas esperan que se haga justicia, porque es importante entender que se puede hacer justicia cuando el victimario restaura a la víctima'.
¿Pagos y cara a cara?
Macías también llama la atención acerca de que hay que tener en cuenta cómo se va a restaurar: 'Un delincuente que robó un celular, por ejemplo, para poder resarcir el daño tendrá que restaurar el celular, pero si no es el mismo porque ya lo vendió o no existe, ¿cómo va a hacer ese delincuente para pagar un celular? Y ahí tenemos un elemento de puesta en práctica que puede ser muy complejo, porque si es un delincuente que no tiene cómo generar ingresos, ¿de dónde va a sacar los recursos para pagar ese celular?'.
Finalmente, advierte el internacionalista que el ejercicio en el que la víctima y el victimario se vean cara a cara 'puede llegar a ser muy complejo', porque implica que la víctima reconoce quién es el victimario y viceversa: 'Y el victimario podría saber el nombre, datos personales de la víctima, y eso podría poner en riesgo en un futuro cercano o a mediano plazo su bienestar', lo que puede que no le resulte muy motivador al afectado para afrontar estos procesos.