Compartir:

BOGOTÁ. En un diálogo con transportadores de carga este viernes en Montenegro (Quindío), el presidente Gustavo Petro se refirió a la emboscada fatal contra ocho policías en San Luis, Huila.

'El Gobierno debe apersonarse, desde mañana mismo, de que esas familias tengan un mejor vivir, y eso con el presupuesto del Ministerio de Defensa, que es el presupuesto nacional', dijo.

El mandatario advirtió que no es posible que mueran ocho jóvenes de la Policía, que sus familias hagan el duelo en estos dos o tres días y que dentro de un año no se conozca qué pasó con sus seres queridos.

Agregó en este sentido que es preciso garantizar la atención permanente de los familiares, 'para que cualquier joven, hombre o mujer, porque hay muchísimas muchachas ya en la Policía o en el Ejército, sepa que si esto sigue sucediendo, al menos hay un Gobierno y una institucionalidad que no dejará en la calle a sus seres queridos, que es la primera responsabilidad que nosotros tenemos que tomar'.

Así mismo, el jefe de Estado planteó una reflexión: 'Aquí han muerto ocho policías, hoy, en San Luis, Neiva. Si este es el camino, todo lo que estoy hablando es carreta, se evapora. Porque, en el oficio de matarnos los unos con los otros (jóvenes, porque cuántos años tendrán los policías), no tenemos posibilidades de pensar en el tren, ni pensar en la modernización de los camiones, ni pensar en la altillanura venezolana, ni pensar en la altillanura colombiana, ni pensar en la Comunidad Andina, ni en la infraestructura del sector educativo colombiano en crecimiento'.

Y concluyó al respecto: 'Nos enredamos es en una especie de sifón de sangre, que no hemos podido resolver en dos siglos, desde que nos fundamos como república. Entonces aquí tenemos que decidir, como sociedad: bueno, cuál es el camino de Colombia. ¿Matarnos, transportar cocaína y oro, esa mezcla rara? Eso es lo que nos está matando como sociedad, matando jóvenes, matándose entre sí los jóvenes, entre el oro ilícito y la cocaína ilícita, y despreciando estas posibilidades, más difíciles, obviamente, porque implican trabajo, pero que podrían ayudar a construir una economía para la vida y no una economía para la muerte'.