Griselda Blanco, una de las mayores narcotraficantes de Colombia, murió asesinada hace 10 años en las calles de Medellín, ciudad desde la que se erigió como la 'reina de la coca' por su capacidad para innovar en el negocio del narcotráfico y donde se convirtió en la narcomadrina de Pablo Escobar.
Blanco (Cartagena de Indias, 1943) tuvo muchos alias, entre ellos 'la viuda negra', por supuestamente matar a dos de sus maridos durante las dos décadas que estuvo al frente del negocio más lucrativo de Medellín y ganados por la forma en la que lo dirigía: con la violencia como herramienta para expandirse y lucrarse, lo que le valió para alcanzar mucho poder.
La narcotraficante, conocida por su 'frialdad y su condición sanguinaria', perteneció a una generación de narcotraficantes que empezó a exportar la pasta base de coca que se producía en las selvas de Ecuador, Perú y Bolivia hacia Estados Unidos para comercializarlo, cuenta a Efe Williams Gilberto Jiménez-García, investigador de la Universidad de los Andes.