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Desde el 2011, el 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, fecha declarada por Naciones Unidas para recordar una práctica criminal que se ha convertido en un problema mundial que afecta no solo a una región del mundo.

De acuerdo con la organización internacional, cientos de miles de personas han desaparecido durante conflictos o periodos de represión en al menos 85 países del mundo. En Colombia, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) documentó los casos de 60.630 víctimas, entre 1970 y 2015, y 80.000 hasta agosto de 2018.

'Es muy difícil en un fenómeno que tiene como característica intrínseca esconderse y ocultarse, conocer la magnitud e intensidad con la que se ha desarrollado en el país y la cifra exacta de las personas desaparecidas', advierte el balance de contribución al esclarecimiento histórico del Centro sobre una práctica que en el país tuvo sus primeros registros formales en la década de los setenta y desde entonces no ha cesado.

Expertos de la Universidad Simón Bolívar añaden que el conflicto armado colombiano ha tenido dinámicas cambiantes. Una de las últimas fueron los procesos de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), cuya efectividad es cuestionable desde la mirada de cómo incidió en la delincuencia urbana. 'Muchos desmovilizados han incumplido y reincidido, de ahí la creación de las llamadas bandas criminales que hoy disputan el control del narcotráfico, la extorsión y delitos conexos en las principales ciudades', dice David Aníbal Guerra, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

'Es un crimen que reprime las libertades cuando no se acepta la diferencia, la libertad de opinión, el disenso', complementa Eduardo Palencia Ramos, director del pregrado en Ciencias Políticas y Gobierno de Unisimón