Las comunidades afrodescendientes e indígenas de Bojayá, municipio del departamento del Chocó, protagonizaron este jueves un acto de conmemoración por los familiares y amigos fallecidos en la masacre que hace 22 años acabó con la vida de más de un centenar de personas.
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De las heridas aún abiertas que dejó la masacre de Bojayá, perpetrada el 2 de mayo de 2002 cuando guerrilleros de las Farc lanzaron un cilindro bomba contra la iglesia del pueblo donde se había refugiado la gente durante un combate con paramilitares, emergió un brillo de esperanza a través del arte y la música.
Las comunidades que viven a orillas del río Atrato recibieron la visita de representantes de los Ministerios de las Culturas y de Educación para un acto 'de reparación, reconciliación y no repetición'.
En la conmemoración, los bojayaceños hicieron una peregrinación con el Cristo mutilado, la única imagen de la iglesia que sobrevivió a la bomba y símbolo de resistencia para los sobrevivientes.
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Además, un grupo de mujeres Cantadoras de Pogue dedicaron sus letras a la paz con palomas blancas de papel en sus manos: 'Las víctimas de Bojayá no paramos de cantar, para mitigar el dolor y que nos dejen en paz'.
'La música tiene un papel importante en la reconstrucción del tejido social de Colombia', dijo a EFE el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Música Sinfónica, Antonio Suárez, quien participó en el acto.