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A Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, un médico formado en la antigua Unión Soviética, le tocó por cuestiones del destino completar la fórmula que llevará a la guerrilla de las Farc a la paz, después de 52 años de lucha armada en Colombia.

El líder rebelde, que vestido de uniforme verde y con un discurso vehemente anunció al mundo la muerte, en marzo de 2008, del legendario fundador de las Farc, Pedro Antonio Marín, alias Tirofijo, se convirtió en el comandante que, de civil, validó la intención de la guerrilla de negociar con el Gobierno colombiano.

Enfundado en una guayabera blanca, barba perfectamente arreglada y con aspecto de galeno, ‘Timoleón Jiménez’, como también se le llama, se dio el 23 de septiembre de 2015 en La Habana un histórico apretón de manos con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos.

Ese gesto selló el acuerdo alcanzado en el espinoso asunto de justicia transicional, y elevó al más alto nivel el diálogo, hasta entonces encabezado por los equipos negociadores de las partes.

A partir del próximo 26 de septiembre, ‘Timochenko’, el hombre que nació en 1959 en plena revolución cubana, pasará a la historia como el tercer y último comandante máximo de las Farc como grupo guerrillero, cargo que ocupa desde el 5 de noviembre de 2011, al día siguiente de la muerte en una operación militar del entonces líder, ‘Alfonso Cano’.

Seguidor del líder cubano Fidel Castro y del mítico guerrillero argentino Ernesto ‘Che’ Guevara, ‘Timochenko’, oriundo de Calarcá en el cafetero departamento del Quindío, cursó Medicina y Cardiología en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú y amplió sus estudios en Cuba.

Tras entrenarse militarmente en Yugoslavia se sumó a las filas de las Farc en 1976 y diez años después llegó al quinto puesto del Estado Mayor Central. Luego se convirtió en uno de los siete miembros del Secretariado, el órgano de dirección política y militar del grupo guerrillero.

Con 35 años de militancia, ‘Timochenko’ se convirtió en el jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) después de la muerte en la ‘Operación Odiseo’ de ‘Alfonso Cano’, sucesor de ‘Tirofijo’.

Según confesó en una entrevista a la revista Semana, jamás se imaginó que llegaría a ser líder de las Farc e incluso apuntó que 'en las distintas responsabilidades' que asumió en la guerrilla nunca trabajó 'por ser jefe de un frente'.

Quizás por ello es común que acostumbre citar a sus antecesores en sus apariciones públicas.

'Por fin estamos logrando lo que ustedes tanto soñaron', dijo en enero pasado al referirse a ‘Cano’ y ‘Tirofijo’.

Ha expresado su compromiso total con la paz pues, según dice, se le hubiese ahorrado a Colombia una larga confrontación de haberse 'escuchado a aquellos que llamaban al diálogo, a la solución que proponía acuerdos de presencia económica y social de Estado', en alusión al levantamiento campesino que originó las Farc.

También dejó claro ese pensamiento al inaugurar el pasado sábado la décima conferencia de las Farc en el sur del país, donde invitó a los delegados guerrilleros a asumir la responsabilidad 'ética e histórica' de que 'los niños de Colombia tengan la real posibilidad de crecer y ser felices en un país en paz'.

'Si nuestros adversarios quieren pregonar que ganaron la guerra, allá ellos. Para las Farc -EP y nuestro pueblo, la mayor satisfacción será siempre haber ganado la paz', destacó.

Con la firma de la paz en Cartagena, ‘Timochenko’, quien en su momento fue considerado de la línea dura de las Farc, pasará a la historia como el guerrillero que, tras intentar desde las trincheras, se la jugó por la política como camino.