Todo es susceptible de potenciarse, de pulirse. Mucho más en un equipo como Junior, que todavía muestra falencias y cosas pendientes por trabajar, pero no hay duda de que el cuadro rojiblanco ha mejorado su accionar colectivo y eso se ha visto reflejado en los resultados, pero, sobre todo, en el juego.
Tolima 0, Junior 1: triunfo de oro
¿A qué se deben los progresos? EL HERALDO consideró varias razones:
1-Pellizco general. Una de las grandes críticas que se le hacían al equipo tenía que ver con la pasividad que asumían los jugadores en los partidos. Varios eran indolentes e insolidarios y se limitaban a cumplir una parte de las tareas. En ese sentido el equipo ha experimentado un cambio. Individualmente muchos futbolistas crecieron y por ende el colectivo.
La actitud general es más vigorosa y activa. Se nota mayor compromiso y unión para desarrollar las diferentes funciones en el terreno de juego. Por esa fuerza grupal que se ha alcanzado se sufrió menos la ausencia de un jugador fundamental para el ataque como Teófilo Gutiérrez.
2-Se encontró un equipo. Luis Amaranto Perea halló por fin un equipo base y está consolidando un onceno titular, al cual se le hacen retoques, más que todo, por suspensiones o lesiones. Afianzar una alineación ha permitido que los jugadores agarren confianza y ritmo.
El colectivo ha engranado mejor sin los cambios constantes o la insistencia en piezas que no funcionaban. Se sustituyeron varios de los focos que estaban apagados y Junior se fue iluminando. El mérito del entrenador ha estado en no quedarse cruzado de brazos y entender que necesitaba tomar acciones para intentar remediar los problemas que se venían presentando.
'Sabíamos que podíamos ganarlo': ‘Cariaco’ González
3-Willer Ditta. El defensa central le ha dado seguridad a la zaga. La combatividad, entusiasmo y carácter con los que ha encarado esta oportunidad en la titular son de aplaudir. Más allá de cualquier parpadeo que pueda tener en algún partido, es indudable de que su presencia fortaleció el sector posterior.
Había unas graves grietas en el muro de contención rojiblanco, pero desde la aparición del zaguero cesarense las filtraciones se redujeron. El esmero y la atención que evidencia se suman a su solvencia para sacar el balón. Es mucho más sereno y preciso en ese sentido que Dany Rosero, con quien se vivían muchas angustias en ese aspecto.