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Después de cinco años con la investigación paralizada, el director del Instituto Inmunológico de Colombia, Manuel Elkin Patarroyo, retomó el estudio hace tres meses y, en entrevista a Efe, aseguró que en dos años se tendrá la vacuna de la malaria.

'En dos años la vamos a tener pero le ruego a la gente que entienda que estuvimos cinco años paralizados y que eso es un montón de tiempo', declaró Patarroyo, que participa en Tenerife, Atlántico, en el foro CampusÁfrica, en el que especialistas de varios países hablan de cuestiones como el desarrollo de vacunas.

Patarroyo explicó que durante cinco años no les permitieron trabajar con monos porque un grupo de animalistas decidió que se maltrataba a los monos cuando nunca, aseguró, se mataron ni se dejaron morir.

Los monos del Amazonas tienen un sistema inmunitario muy parecido al del ser humano y por esa razón era ese tipo de mono 'el fundamental' para la investigación, explicó Patarroyo.

La investigación se reactivó hace tres meses pero las personas que les proporcionaban los monos se habían dispersado, ya que estuvieron cinco años sin trabajo.

Hace treinta años Patarroyo se negó a vender su patente a las industrias farmacéuticas y al respecto manifiesta que no tiene ningún interés en ganar dinero, y se pregunta '¿al lado de quiénes estoy?'.

El científico explica que si hubiera donado la patente el precio de la misma hubiese aumentado a unos 60 o 70 euros y a ese precio 'no se va a curar nadie'.

Cuando por fin exista la vacuna explica que se distribuirá, en primer lugar, en los países africanos que tienen un mayor caso de malaria y se entregará gratis gracias a un consorcio que permitirá que se produzca la vacuna y una vez producida se donará el producto, 'no la patente', señaló el investigador colombiano.

Apuntó que si esto no se ha hecho antes es porque en el mundo de la medicina se da prioridad a los intereses económicos.

Las industrias farmacéuticas 'no son entidades de beneficencia ni de caridad, y eso lo han dicho ellos', afirmó.

Sin embargo, Patarroyo asegura que él tiene 'otros intereses', como que esa vacuna sea 'un beneficio para la humanidad entera', y asegura que no necesita más reconocimiento que el que le dará aparecer en un libro de las personalidades que han cambiado el mundo en el siglo XXI.

'Soy riquísimo, tengo el reconocimiento y el cariño de la gente', proclama, y añade que ya lo ha ganado todo y que el único premio que le queda es el Nobel.

Asimismo, Patarroyo dice que a través de eventos como CampusÁfrica se actúa para que se tome conciencia de que las enfermedades 'no tienen fronteras', y eso es algo que 'no todos los lugares del mundo lo hacen'.

Nacido en la localidad colombiana de Ataco en 1946, Patarroyo se doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, y amplió sus estudios en Inmunología y Virología en Estados Unidos y Suecia.