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Un grupo de neurocientíficos del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico, liderados por el brasileño Fabricio Do Monte y el estadounidense Gregory Quirk, revelaron cómo reacciona el cerebro ante un evento frustrante.

Según informó el RCM en un comunicado de prensa, los investigadores encontraron que la reacción a la frustración se produce en una región subcortical del cerebro, llamada núcleo paraventricular del tálamo (PVT, por su sigla en inglés).

Los investigadores fueron más allá al determinar las estructuras exactas a las que el PVT envía información durante el evento frustrante.

'El PVT manda información hacia una región que almacena asociaciones de experiencias positivas, llamada nucleus accumbens, para disminuir la ansiedad durante situaciones aversivas', explicó Do Monte, un médico veterinario que también se destaca como investigador en la Universidad de Texas en Houston.

Detalló además, que el PVT también envía información hacia otra región que almacena asociaciones emocionales particularmente negativas, llamada amígdala, para aumentar la ansiedad.

Los resultados se obtuvieron luego de un experimento de acondicionamiento practicado en ratas, donde los neurocientíficos entrenaron a los roedores a apretar una barra para obtener un terrón de azúcar como recompensa, disponible a la señal de una luz.

Luego, realizaron una prueba de comportamiento para evaluar cómo las ratas reaccionaban cuando la señal de la luz se les presentaba, pero la comida no estaba disponible.

'Las ratas que experimentaban este evento frustrante apretaban la barra de comida repetidamente. Además, las pruebas de estrés realizadas luego de la omisión de la recompensa revelaron que las ratas estaban más ansiosas tras el evento frustrante', enfatizó Quirk, profesor e investigador en los Departamentos de Psiquiatría y Anatomía y Neurobiología del RCM.

Otros estudios, según se indicó en el comunicado de prensa, han demostrado que la omisión inadvertida de una recompensa también causa ciertos comportamientos relacionados con agresión, adicción y depresión en animales.

Los científicos consideran que la continuación de este tipo de estudios puede arrojar luz sobre circuitos del cerebro que integran información de eventos que tienen repercusiones emocionales para así desarrollar tratamientos más efectivos y mejorar la calidad de vida de las personas que sufren dichos trastornos mentales.

Los resultados del estudio liderado por Do Monte y Quirk se publicaron como parte de la última edición de la revista científica Neuron, especializada en la neurociencia.