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Puede que Glenn Close fuera la protagonista de los últimos Oscar pero la actriz no se desvive por un piropo: 'Me gusta rodearme de gente creativa y sacar adelante una película, pero cuando no trabajo no presto atención a eso', asegura en una entrevista.

Desde su casa en Montana, alejada del ajetreo de Hollywood, continúa recibiendo halagos por su baile al ritmo de Da Butt tras perder por octava vez en los premios hace una semana. Para muchos, fue el mejor momento de la gala. Para otros, una lección de saber estar firmada por un 'tesoro nacional'.

'Me siento bendecida, no lo sé. No voy por ahí pensándolo mucho, sería insoportable. Vivo cerca de mi hermana Jessie en una ciudad pequeña en Montana y no pienso en eso', cuenta Close, de 74 años, durante una videollamada.

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Hace un par de años que la actriz, que se define como introvertida por naturaleza, abandonó Los Ángeles y Nueva York para vivir en una pequeña casa en un estado rural alejado de los focos.

Por eso, quita peso a la parafernalia que rodea la industria del espectáculo. 'Me gusta trabajar, me gusta estar con un grupo de gente creativa y tratar de hacer una película a partir de un buen guión, pero si no estoy trabajando no pienso mucho en ello'.