Salas cerradas y carteleras famélicas. Este era el panorama en un terrorífico 2020. Todas las esperanzas estaban puestas en el 2021, el gran año de la recuperación. Doce meses después, el balance es de luces y sombras, de más drama que acción en una industria que no termina de levantar cabeza en la pandemia.
Con las vacunas como mejor aliado, los cines han percibido un notable ascenso en su afluencia de público tras un 2020 deprimente, de negras perspectivas y de salas con aspecto casi fantasmal.
Los estudios también dieron salida por fin a la gran mayoría de superproducciones cuyos estrenos fueron pospuestos el año pasado.
Así, los cines recibieron como agua de mayo a potenciales blockbuster como No Time to Die (la última cinta de Daniel Craig como James Bond), Shang-Chi y Eternals de Marvel, F9 de Fast & Furious o Godzilla vs. Kong.
A falta de datos de los estrenos navideños que puedan reventar la taquilla –todos los ojos están puestos en Spider-Man: No Way Home, que ya lleva recaudados 600 millones de dólares en menos de una semana en salas–, la consultora Gower Street Analytics proyectó en octubre que la taquilla mundial de 2021 ascenderá a USD21.600 millones.