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José Alberto Delgadillo sueña con tener una tienda de exhibición de reptiles en Managua (Nicaragua), aunque por ahora se limita a convivir en su casa con 45 serpientes, desde las más inofensivas hasta las más venenosas, a las que cuida como si fueran sus hijos, con el fin de demostrar, entre otros, que esos animales no son peligrosos sino se les molesta.