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Unos 10.000 fieles acogieron hoy al papa Francisco en el Coliseo de Roma, donde preside el Vía Crucis de Viernes Santo, después de dos años en el que este rito, uno de los más seguidos de la Semana Santa, fuera suspendido por la pandemia.

En 2020 y 2021 el Vía Crucis fue celebrado en una plaza de San Pedro desierta a causa de las restricciones por el coronavirus.

Este año Francisco volvió al famoso anfiteatro, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, para presidir el Vía Crucis, un rito que se remonta al siglo XVIII pero que, tras caer en desuso, fue retomado en 1959 por el papa Juan XXIII.