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Tan asociados a su imagen como sus bolsos o su característico peinado, los amados caninos corgis de la difunta Isabel II se han quedado sin dueña y muchos se preguntan qué sucederá ahora con los animales.

El Palacio de Buckingham tiene muchas dudas que despejar todavía. Con incógnitas sobre prácticamente todo el proceso, desde el traslado del féretro de Balmoral (Escocia) a Londres hasta la fecha del funeral, no ha habido ninguna comunicación oficial sobre la suerte de las mascotas de la reina.

Ocurra lo que ocurra, será difícil que los animales gocen de una vida tan cuidada como con su fallecida ama.