Ni 'short' ni bermudas, los calzoncillos, tipo bóxer, son los nuevos pantalones cortos de este verano, un acto de rebeldía estilística que abandera la generación Z con la intención de buscar versátiles y cómodos conjuntos, 'además de divertirse con ese juego de robar a su pareja su ropa interior'.
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'Esta tendencia rompe fronteras, me encanta', asegura a EFE el diseñador Juan Duyos, quien apunta que los jóvenes apuestan por esta moda con el fin de conseguir estilismos cómodos y prácticos, además de divertirse con ese juego de robar a su pareja las prendas para vestirte y salir a la calle.
Las barreras entre lo masculino y lo femenino se han diluido, 'las prendas sin género están a la orden del día, es algo muy natural', dice Duyos que recuerda que Yves Saint Laurent fue pionero: 'Introdujo el esmoquin en el vestir de la mujer'.
Desde entonces, las prendas del hombre han migrado al armario femenino y viceversa como se ha visto en los trabajos de Palomo Spain, Gucci, Louis Vuitton, Jacquemus o Dominnico.
'La etiqueta 'genderless' es cada vez más recurrente e invita a vestir con libertad, independientemente del sexo o identidad de género', dice Duyos, quien piensa que 'el bóxer tiene esa parte lúdica y divertida que invita a mezclarlo con todo'.
Una prenda que hoy se combina con camisetas, camisas de corte masculino (de algodón o lino), zapatilla de deporte o sandalias, 'se ha convertido en una prenda básica, un comodín', detalla el creador que cuenta que está tendencia la está viendo en amigas y clientas cercanas.
'No es imprescindible pertenecer a la generación Z para lucirlos, basta con tener ganas', argumenta Juan Duyos quien cree que más que una rebeldía estilista es una forma de divertirse con la moda como ya hizo Jean Paul Gaultier con el corsé.
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'Es probable que esta moda se alargue y los bóxer se luzcan con medias y leotardos, las temporadas se están difuminando', explica el diseñador, consciente de que la moda es caprichosa.