Compartir:

Con libros tan trascendentales como El Principito las esperanzas de lograr un acierto con la película son tan difíciles, que a veces es mejor ni hacer el intento. Además, después del éxito de Inside Out, otra película de animación que se lanzó el año pasado en Cannes, las expectativas se hacían aún mayores. Sin embargo, Mark Osborne (Kung Fu panda y Bob Esponja), el director del filme basado en este clásico de la literatura infantil, escrito por Antoine de Saint-Exupéry en 1943, obtuvo un verdadero logro.

Realizada de manera independiente, con un presupuesto de 80 millones de dólares, por los productores franceses Dimitri Rassam y Anton Soumache, quienes estuvieron presentes en la rueda de prensa en Cannes junto con otros integrantes como Mackenzie Foy, la voz que interpreta a la pequeña niña, la película se presentó en la Selección Oficial fuera de competencia.

La versión en inglés cuenta con las voces de un elenco impresionante como Jeff Bridges, Rachel McAdams, James Franco, Marion Cotillard, Benicio Del Toro, Ricky Gervais, Paul Giamatti, Mackenzie Foy, Riley Osborne, Albert Brooks y Paul Rudd.

Si bien ha habido otras tentativas de recrear este clásico: en 1974 se hizo una versión actuada que logró nominaciones por la música y en 2010 se realizó una versión franco-alemana con animación en forma de serie para televisión, esta nueva producción ha resultado una verdadera experiencia visual recreando la inocencia original de la historia adaptada a las perspicacias del siglo XXI.

Marc Osborne usa el recurso de una historia dentro de otra historia, lo cual resulta eficiente para ubicarla temporalmente. El guión fue escrito por Irena Brignull y trata de una niña que vive con una madre adicta al trabajo, y entabla relación con un vecino a través del cual descubre la historia del piloto que se estrella en el desierto y conoce al príncipe de un planeta lejano.

Además de mantener la fidelidad con el relato original en lo relacionado con el asombro y la prevención de la mirada de un niño frente a la decepción del enfoque de los adultos, lo que se ha considerado más valioso es el recurso del stop-motion para preservar la memoria del libro, manteniendo los dibujos originales. Como mencionó Osborne, 'no quería herir la memoria del libro y quería preservar lo que representa para nosotros, quería estar conectado con esas páginas que todos hemos tocado con nuestras manos… trabajé en este proyecto mas de 5 años y he cuidado que cada elemento tenga conexión con el libro'.

Según expresó el director, 'tenía dos compromisos que cumplir, uno con la gente que ya conocía el libro para poder preservar su imagen, y otra con aquellos que no lo conocen aún, para que reciban el mensaje con absoluta veracidad'. La familiar historia de Saint-Exupéry definitivamente 'nos conecta con nuestra infancia', reconoció Osborne, y con esos años en los cuales todo resulta más simple y 'no hay que darle tantas vueltas al asunto'.

Cuenta además Osborne que él mismo conoció el libro por primera vez ya adulto, cuando estaba en la universidad estudiando animación. Fue un regalo de su esposa, con quien mantenía 'una relación a distancia. Queríamos estar juntos y no podíamos. Ella me dio su copia que poseía desde niña, y llegó en el momento adecuado porque yo buscaba mi propio estilo'. Y definitivamente parece haberlo logrado.