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Un ciudadano filipino se crucificó hoy por trigésimo año consecutivo en la localidad de San Pedro Cutud, al norte de Manila, capital de Filipinas, para revivir la Pasión de Cristo tal y como aparece en la tradición cristiana.

Ruben Enaje formó parte de un grupo de una quincena de personas que se crucificaron en esa población para emular el sufrimiento bíblico de Cristo a manos de los soldados romanos, interpretados por locales disfrazados con cascos de metal y túnicas rojas.

Antes de subir a la cruz, Enaje mostró los clavos de acero de más de 7 centímetros, informó epa, agencia participada por Efe.

Enaje pasó en la cruz 11 minutos como penitencia, más del doble de los cinco minutos que se mantuvo clavado en años anteriores, según el diario Philippines Daily Inquirer. Una vez terminado el ritual, el filipino fue bajado de la cruz y trasladado en una camilla.

La crucifixión en San Pedro Cutud es una de las ceremonias de la Semana Santa que atrae más visitantes locales y turistas extranjeros en Filipinas, junto a Timor Oriental, el único país asiático de mayoría católica.