La marca de lujo Chanel homenajeó este martes en su desfile de Alta Costura a las artesanas de la confección que hacen posible sus colecciones únicas, trasladando los famosos talleres de la Rue Cambon al Grand Palais, el palacio de cristal que solo Karl Lagerfeld puede convertir en el escenario de la moda.
Las mesas, los maniquíes, las telas, los vestidos de prueba, los metros, los lápices. Todas y cada una de las piezas del taller se llevaron al desfile para componer el decorado de la colección otoño-invierno 2016/2017, donde destacaron las definidas siluetas de las chaquetas.
El look de Chanel se compuso de chaquetas con forma abombada en hombros y pantalones acampanados a la mitad de la espinilla.
Para el día, la marca francesa propone colores beige, además del tradicional blanco y negro, mientras que para la noche los vestidos toman fuerza con faldas abultadas hasta media pierna, y aplicaciones de lentejuelas y plumas en los hombros, acompañados siempre de botas altas con punta.
Las costureras, que continuaron haciendo su trabajo como marco del show, intentaban concentrarse en sus tareas, pero resultó difícil que muchas de ellas, que acostumbran a seguir los desfiles desde una pantalla en el backstage, no se emocionaran al ver pasar algunos de los diseños que ellas mismas habían confeccionado.
Chanel contó para los peinados con Sam McKnight, quien optó por altos recogidos. Una especie de moño cardado deshecho con diadema y lazo, mientras que el maquillaje dibujaba los rasgos de las modelos como si fueran muñecas.
En este ocasión, no faltaron en el Grand Palais las fieles seguidoras de la firma, como Inès de la Fressange, Vanesa Paradis o Alice Dellal. También se dejaron ver el actor Will Smith y su hija Willow, o las actrices Jessica Chastain y Milla Jovovich.
Este emotivo homenaje de Lagerfeld, que salió a saludar tras el desfile acompañado de algunas de las costureras, será difícil de olvidar para las trabajadoras que hacen posible estos lujosos diseños y que recuerda por qué en este mundillo lo que ocurre entre bambalinas es casi más importante de lo que se ve ante las cámaras.