Desde Mario Moreno 'Cantinflas' ningún otro artista en México logró penetrar de la misma forma en las distintas clases sociales, grupos políticos y sectores artísticos del país como el cantante Juan Gabriel, un niño tenaz surgido del abandono y la miseria que ha muerto convertido en leyenda.
El deceso, ocurrido este domingo de un infarto al corazón a las 11.40 hora local de Santa Mónica (California, EEUU), no puede haber pasado inadvertido para nadie en México y muy pocos compatriotas suyos pueden haber recibido la noticia con indiferencia.
Empezando por el presidente Enrique Peña Nieto, que confirmó la muerte en Twitter recordándolo como 'una voz y un talento que representaban a México', y terminando por el ciudadano anónimo que lo recuerda con su familia en casa escuchando sus canciones, todos están consternados.
En el ámbito de la política, el secretario (ministro) de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, ofrecía el domingo el Palacio de Bellas Artes a la familia del artista 'para rendirle el ultimo homenaje tal y como se hizo con 'Cantinflas', Dolores del Río o Rufino Tamayo'.
Contra la opinión de algunos intelectuales, que consideran ese recinto el templo de la alta cultura por excelencia, Juan Gabriel ya actuó allí en los años 90 en dos ocasiones con tremendo éxito de público.
Personajes tan dispares de la vida política mexicana como el excanciller Jorge Castañeda o el ex candidato presidencial y líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador no podían dejar de pronunciarse tampoco este domingo.
El primero para mostrar en las redes sociales una foto con el cantante, como un fan más, y el segundo para decir de él: 'Era pueblo, liberal y nacionalista. Q.E.P.D.'.
En los círculos musicales la lista de condolencias fue interminable: Juan Luis Guerra, Marc Anthony, David Bisbal, Belinda, Chayanne, Andrés Calamaro, Juanes, Carlos Vives, Paulina Rubio, Shaila Dúrcal, Alejandro Fernández, Tigres del Norte, Gloria Trevi, Ricky Martin, Luis Fonsi, Marco Antonio Solís, John Fogerty (de los Creedence Clearwater Revival).
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Le lloró lógicamente el gran cantante de rancheras Vicente Fernández, que lo consideró 'un gran arista y un excelente ser humano', pero también la banda rockera Molotov, los de 'Puto', que lo calificaron de 'gran compositor' y 'un fuera de serie'.
No es de extrañar esa transversalidad en un artista que como nadie fue capaz de pasarse de la música ranchera al bolero y de allí al pop o la balada.
En México no hay boda que se precie en la que no suenen sus temas. Y eso en un país de castas es mucho decir. Aunque moleste escucharlo, tanto gustaba a la niña rica como a la empleada doméstica.
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Así era Juan Gabriel, resultado de una azarosa vida marcada por la decisión de su familia de registrarlo en un internado cuando era niño debido a la miseria en que vivían y a los trastornos mentales de su padre.
Ese tan doloroso transitar por el mundo en sus primeros años se reflejó luego en la pasión que emanó de su música. Así, por ejemplo, dedicó 'Amor Eterno', popularizada por Rocío Dúrcal, a su madre ausente, como una suerte de himno elegíaco.
A los 13 años compuso la primera de las cerca de medio millar de canciones que hoy son recordadas por sus seguidores, que en Twitter convirtieron su muerte en tendencia este domingo con más de un millón de mensajes, y contando.
Es normal, todo el mundo quiere recordar ahora al 'Divo de Juárez', cuyo verdadero nombre era Alberto Aguilera Valadez y que adquirió ese mote porque empezó su carrera en Ciudad Juárez, localidad del norte de México, fronteriza con Estados Unidos, país donde también movía masas entre los inmigrantes hispanos.
Tal vez por eso, la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, se sumó enseguida a las condolencias: 'Lamento mucho la muerte de Juan Gabriel. Gran ídolo de muchos, extrañaremos sus canciones y sus grandes conciertos'.
En una entrevista al diario La Jornada, la premio Cervantes de Literatura Elena Poniatowska recordaba a su vez el valor simbólico detrás del mito.
'Siempre me llamó la atención que las parejas fueran a escucharlo tomadas de la mano. Eso me asombraba como fenómeno social, pues los maridos no tenían reparo en escucharlo tomados de la mano de su mujer', reflexionó la escritora y periodista.
Y es que con sus conmovedoras letras, que tocaban la fibra a seguidores muy dispares, y su fuerza sobre el escenario, que en más de una ocasión causó zozobra por sus arriesgados pasos de baile, motivo de una grave caída hace unos años, Juan Gabriel conquistaba a todo el mundo.
'La sirvienta, el político, el obrero, el escritor, el carpintero, el funcionario, lloran esta noche a Juan Gabriel', decía Mauricio, un usuario de Twitter.
'El cielo está de fiesta bailando el Noa Noa', remataba en la misma red social Daniel, otro fan.