Rodríguez se reiteró fiel a su minimalismo y a su sobriedad, un estilo de escasas concesiones a lo decorativo que a algunos les parece la quinta esencia del diseño y a otros, simplemente, carente de alma.
Sedas, algodón y lino con sencillas caídas en pantalones, vestidos tienda y ligeros abrigos, todo ello principalmente en blanco y negro, su paleta de color básica.
Alguna concesión a la creatividad con vestidos de seda plateados y también combinaciones de negro y naranja.
Igualmente, algunas transparencias, impresiones de fotogramas y aplicaciones en los cuellos a modo de nueva y tecnológica piel.
En la primera fila del desfile más esperado del día estaban, entre otros, la heredera de Inditex, Marta Ortega, y la actriz Jessica Alba.
Menos austera fue la sofisticada propuesta de Vera Wang, que se sumó al club del blanco y negro y volvió a presentar la enésima reinvención de una de las piezas clásicas de la diseñadora, el LBD (siglas de Little Black Dress).
Wang, una de las diseñadoras más influyentes del mundo de la moda nupcial, con permiso de Rosa Clarà, dio cuenta de su saber hacer con prendas como largas faldas semitransparentes, bombers oversize con mangas extralargas, así como multitud de diseños repletos de transparencias, encajes y perlas.
En el ecléctico 'front row' de la diseñadora estuvieron la gimnasta estadounidense que triunfó en los Olímpicos de Río de Janeiro, Simon Biles, así como la editora de VOGUE USA, Anne Wintour, o la tenista María Sharapova.
La colección más madrugadora del día fue la de Tory Burch, inspirada en Baja California, donde la estética mexicana tiene una fuerte influencia.
Burch imaginó la próxima primavera y verano llenos de colores vivos como naranjas, verdes, rosas y azules eléctricos, con vestidos que mezclan tejidos y juegan con los volúmenes.
Comodidad y juego entre lo masculino y lo femenino fueron otras características del último trabajo de la diseñadora, que dio a la mujer el lujo de un zapato plano vistoso y favorecedor.
Mucho más creativa, romántica e inspirada fue la colección de Rodarte, llena de cueros, tachuelas e imperdibles que contrastaban con detalles menos punk como transparencias, lentejuelas y volantes.
La marca de las californianas Kate y Laura Mulleavy mostró con Janis Joplin de fondo una colección que llamó la atención por su feminidad y su mezcla de inspiraciones en distintos estilos artísticos.
Por otro lado, el venezolano Ángel Sánchez volvió a demostrar que lo suyo es diseñar elegantes y clásicos vestidos.
De un solo hombro, palabra de honor o de tirantes muy finos, con volúmenes en las faldas y con transparencias de tul que muestran la espalda de forma sutil.
La propuesta también destacó por los drapeados y pliegues sobre el busto, flores de acetato velado con chifón, que adornan los hombros, cristales o plásticos cortados con laser para adornar las piezas, sin llegar al exceso, confeccionadas en gazar, falla de seda, organza, crepé y georgette.
En paralelo a los desfiles oficiales, que tienen lugar alrededor de Chelsea, arrancó el 'Uptown Fashion Week', en el museo de la ciudad de Nueva York, en el East Harlem.
Un evento con multitud de diseñadores emergentes latinos en el que se coló la española Ágatha Ruiz de la Prada, que llenó de color la pasarela con sus modelos veraniegos.