La chef colombiana Leonor Espinosa reivindicó hoy en San Sebastián el poder de la gastronomía como 'motor de desarrollo' económico y social y como herramienta de lucha contra la desigualdad, la injusticia y la exclusión de las comunidades colombianas.
La cocinera recibió en San Sebastián (norte de España) el Basque Culinary World Prize 2017, un premio que otorga el Gobierno regional Vasco en colaboración con el Basque Culinary Center (BCC) para reconocer a los chefs que promueven iniciativas gastronómicas orientadas a la transformación social.
La consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, ha sido la encargada de entregar el premio de 100.000 euros (117.575 dólares) por su trabajo al frente de la Funleo, una fundación que reivindica el saber ancestral de las comunidades de su país, sobre todo las indígenas y afrocolombianas.
Al recibir el premio, una emocionada y agradecida Espinosa relató su peripecia de una década de 'transitar por territorios desolados por la violencia y el conflicto armado, por la indebida explotación de los recursos y por el perverso narcotráfico'.
En estos viajes descubrió la 'inmensa riqueza del país' y las 'cosmovisiones distintas a la conocida, más justas y generosas'.
'En las zonas rurales se asienta la mayor riqueza patrimonial de Colombia', explicó Espinosa, quien relató que en alguna ocasión llegaron a 'exponer sus vidas' en estos viajes, pese a lo cual sintió 'la grandeza de un país en el que, a pesar de tanta desigualdad, siempre sobresalía una sonrisa'.
A partir de ahí, impulsó el proyecto de Funleo, 'basado en al gastronomía como motor de desarrollo', impulsando el valor de la cocina basada en las especies sembradas, 'con miras a crear cadenas de valor en comunidades con falta de oportunidades de acceso a la educación, de acceso a la salud' y 'generar nuevas oportunidades laborales, sociales y económicas'.
La cocinera colombiana reclamó al presidente de su país, Juan Manuel Santos, y a sus futuros sucesores que 'consideren la gastronomía local, la diversidad, como elemento clave para el desarrollo económico y social del país'.
El presidente del jurado, el chef Joan Roca, alabó la 'tenacidad' y 'compromiso' de la cocinera colombiana, de quien dijo que 'no quiso quedarse en su restaurante de Botogá, que tiene muchísimo reconocimiento', sino que decidió 'dedicar tiempo a los demás, a las comunidades indígenas', para trabajar 'por la diversidad y buscar formas de integración en la sociedad a través de la gastronomía'.
La cocinera, responsable de los restaurantes Leo y Misia, en Bogotá, destinará los 100.000 euros a un centro integral de gastronomía en Chocó (Colombia).