Un popurrí de aromas se entremezcla con el bullicio de la zona vieja de Delhi varios metros antes de llegar a la popular perfumería Gulab Singh Johrimal, un rincón dedicado a los perfumes tradicionales indios que, con más de 200 años, ha sobrevivido a Chanel o Dolce & Gabbana.
Un antiguo reloj de péndulo da la bienvenida a una estancia de apenas unos metros cuadrados, en cuyas paredes se amontonan botellitas doradas con borlas y piedras de colores y frascos de cristal tintado con estampados floreados traídos directamente de Firozabad (norte), conocida como la 'Ciudad del Cristal'.
Los grandes decantadores de cristal tallado, cuentan en la tienda, datan de allá por 1932, cuando Gulab Singh Johrimal, fundada en 1816, fue restaurada.
Hay un sofá, pero la mayoría de los clientes parecen optar por ser atendidos directamente en el mesado que da a la abarrotada calle, por donde no dejan de pasar rickshaws o triciclos utilizados a modo de taxi.
Uno de los dueños, Praful Gundhi, perteneciente a la séptima generación de estos perfumistas, afirma a Efe que su comercio de aromas es el más antiguo de la ciudad.
Aunque no existen registros de aquella época, la familia cree que entre sus clientes de hace dos siglos se encontraban líderes y negociantes de la dinastía musulamana mogol.
Por aquel entonces, explica Gundhi, muy pocos se podían permitir comprar perfumes y, además, la tienda está en la ruta que el emperador solía tomar para ir a rezar, desde su residencia en el Fuerte Rojo hasta la mezquita Jama Masjid.
Y es que absolutamente todos los perfumes que venden están hechos por ellos mismos, en su fábrica de Sikatra, a unos 200 kilómetros de Nueva Delhi.