En sus 78 años de historia, los Globos de Oro celebraron esta noche una de las galas más complicadas, ya que al objetivo de levantar una ceremonia de tres horas con constantes videollamadas se sumó el hacer frente a las acusaciones de corrupción y tratos de favor que acumula la organización.
Al igual que los Emmy y los Latin Grammy, estos galardones adaptaron su formato a la pandemia. No hubo alfombra roja, ni reunión de estrellas, ni fiestas posteriores y tiraron de muchas videollamadas, ya que premiaron una variada lista de categorías en cine y televisión, lo que aumentó la proporción habitual de errores técnicos.
Y entre discurso que se cortaba o audio que no llegaba, fueron varios los momentos en los que se repitió la necesidad de que la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) abra las puertas a nuevas incorporaciones, especialmente importante desde que no hay un solo integrante negro en sus filas.
Las dos presentadoras de la noche, Amy Poehler y Tina Fey, se refirieron a este asunto desde el comienzo de la gala.
'La HFPA está formada por 90 hombres blancos heterosexuales', ironizó Poehler al explicar las reglas.
En realidad son solo 87 los miembros de la organización, acusada de monopolio y de buscar tratos de favor al no permitir nuevas incorporaciones y mantener en pequeño comité sus contactos con los estudios de Hollywood.
'Hay mucha porquería nominada y eso es la cosa de estos premios -razonó Poehler-. Pero dejaron pasar muchos trabajos elaborados por personas afroamericanas. No hay ningún miembro negro en la HFPA y la inclusión es importante'.