Hace un mes inició la escalada de violencia en el Catatumbo por los enfrentamientos del ELN y las disidencias de las FARC, que ha afectado a unas 85 mil personas, con un saldo trágico de 56 personas muertas y 52.286 desplazados, 19.000 con restricciones de movilidad, 8.668 confinados y 4.667 refugiados y migrantes venezolanos.
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Por ello, el Gobierno declaró el pasado 20 de enero el estado de conmoción interior en la región, en Cúcuta y en dos municipios del Cesar, con el fin de liberar recursos y tomar medidas extraordinarias de seguridad.
En la zona, que permanece militarizada, las operaciones militares han recuperado 22 menores de edad reclutados, sometido a 105 integrantes de estructuras criminales, incautado 55 armas cortas y 104 armas largas. Así mismo, se han destruido 602 minas antipersonales y granadas artesanales, y se han destruido dos toneladas de explosivos. Contra el ELN se han producido 14 capturas, cuatro desmovilizaciones y la incautación de 10 armas cortas, 46 kilos de explosivos y se han destruido 600 kilos de clorhidrato de cocaína, 1.599 galones de cocaína en proceso, 4,5 toneladas de base de coca y seis laboratorios.
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La representante en Colombia de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Mireille Girard, dijo a la agencia de prensa EFE que, con corte al pasado 14 de febrero, los afectados son 84.621 personas que en su mayor parte han sido desplazadas por la violencia guerrillera.
“La violencia en el Catatumbo ha generado el mayor desplazamiento masivo desde que tenemos registros en Colombia. Hay comunidades y familias confinadas, con movilidad restringida y acceso limitado a alimentos, atención médica y ayuda humanitaria”, puntualizó Girard.
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En esta región el ELN y el Frente 33 de las disidencias de las FARC se disputan el control territorial de esta zona limítrofe con Venezuela, crucial para el narcotráfico porque es uno de los lugares del país con más cultivos de coca.