El colombiano Luis Noriega todavía trabaja para asimilar el espaldarazo que supone para su carrera ser el primer escritor de su país en ganar el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, aunque mantiene clara una premisa: no se siente 'un autor de gran literatura'.
'Gran parte de mi obra, que son apenas cuatro libros, juega con los géneros menores como la ciencia ficción, relatos policiales, o la comedia, cosa que no figura normalmente entre la gran literatura. No me siento un autor de gran literatura', dijo en una entrevista con Efe.
Esa actitud considera que le acerca a uno de sus principales referentes literarios, Jorge Luis Borges, de quien disfrutó como lector con relatos de literatura fantástica, policial e incluso de terror.
La relación literaria entre Borges y Noriega comenzó de manera espontánea, ya que muchos de los autores que el argentino recomienda son los que sirvieron al colombiano para 'formarse como lector'.
'Son menores en el canon, pero eso puede cambiar', apostilló Noriega.
Esos elementos se entrelazan en su última obra, Razones para desconfiar de sus vecinos, con la que consiguió ganar el Premio Hipanoamericano de Cuento.
La suma de influencias fue uno de los elementos que el jurado destacó al convivir en el libro de cuentos el cine de Hollywood, el género policíaco, los cómics, la Biblia, el erotismo y la violencia.
La obra que le ha granjeado el premio y le ha abierto las puertas del reconocimiento de par en par es el cuarto libro de Noriega, que ya publicó, Iménez (2011), Donde mueren los payasos (2013) y Mediocristán es un país tranquilo (2014).
El humor que impregna su trabajo estuvo presente incluso en la gala de entrega del García Márquez de Cuento, donde los autores leen fragmentos de sus obras en videos cortos a modo de presentación.
En esa ocasión solemne otros optan por dar una imagen más seria y un tono capital, pero Noriega leyó un fragmento de su libro brocado de zombis con una camiseta de Flash.
'Soy superfan de la ciencia ficción: La Guerra de las Galaxias o la serie vieja de Star Trek; ya de adolescente leí a Asimov y a Herbert', destacó.
Por eso, su primer motor fue 'escribir historias épicas o pintarlas' en cómics porque en su infancia no tenía acceso fácil a una cámara.
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Esa pasión también la traslada cuando se sienta frente a la hoja en blanco, un momento en el que reconoce que 'piensa mucho en el lector', lo que considera está en buena medida relacionado 'con esos géneros menores'.
'Me gusta que el lector se divierta', agrega un Noriega al que todavía se le nota algo incómodo y nervioso en el trato con los periodistas.
'Aburrirse me parece lo peor que le puede pasar a uno con un libro. Hay que luchar contra el aburrimiento', agrega el autor, que estudió literatura en la universidad y trabajó como profesor.
Esa devoción por hacer atractivos sus textos le lleva a una obsesión por mejorarlos y rememora cómo para los actos del premio releyó parte de su trabajo en voz alta e incluso en ese momento sintió la necesidad de remozarlo.
'Lo malo de no publicar las obras es que se le va la vida a uno en corregirlas', subraya.
Todo ello, al igual que su gusto por los relatos cortos, forma parte de una honradez como escritor y plantea ya desde el primer párrafo lo que se va a encontrar, por lo que el lector 'de literatura profunda que busque altos vuelos poéticos y recursos líricos' ya sabe desde el inicio que ese no es el caso.
'Es que me gustan las formas breves, soy muy mal lector de novelas largas, he leído muchas pero no soy tan buen lector de este tipo de mamotretos. Mi modelo literario durante mucho tiempo fue Borges, que decía que escribir novela da como pereza', concluyó.